La candidata de Reagrupación Nacional aspira a llegar de nuevo a la segunda vuelta y pelear ahí la presidencia con Emmanuel Macron.
Fue hace justo 10 años, en 2012, cuando Marine Le Pen se presentó a sus primeras elecciones presidenciales. En aquellos comicios obtuvo el 18 por ciento de los votos, lo que significaba el mejor resultado de la historia para su partido en una primera vuelta. Hablamos del Frente Nacional, el partido fundado por Jean-Marie Le Pen en 1972 y del que Marine tomó las riendas en 2011.
La de nuevo candidata a la presidencia de Francia dio sus primeros pasos en política al lado de su padre, aunque hoy la relación entre este y la líder de la ahora Reagrupación Nacional ya no sea precisamente la de antaño.
La exabogada entró realmente en la arena en 1993, presentándose a unas elecciones legislativas por París en las que fue derrotada. Su primera victoria no llegaría hasta cinco años después, cuando fue elegida como consejera regional de la región de Alta Francia.
Desde 1998 encadenará varios mandatos locales hasta conseguir, en 2004, ser elegida diputada al Parlamento Europeo, donde ocupará un escaño durante 13 años.
Haciendo historia
En 2017 Marine Le Pen consigue llevar a la extrema derecha a la segunda vuelta de unas elecciones presidenciales. Allí será derrotada por Emmanuel Macron, pero consigue más del 34,2 por ciento de los votos. Un resultado que casi duplica el obtenido por su padre en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2002.
Hoy, Marine Le Pen asegura no ser la misma de 2017. Ha adquirido, dice, madurez personal, y se siente preparada para gobernar Francia.
Para 2022 no tiene una promesa, sino 22. 22 promesas de campaña, un programa impulsado principalmente por su lucha contra la inmigración, uno de los temas más espinosos hoy en día en la Unión Europea de cuya salida ya no se habla en el equipo de la candidata
A la tercera podría ir la vencida para Marine Le Pen. De conseguirlo, se convertiría en la primera presidenta de la historia de la república. También sería la primera vez que la extrema derecha gobierna democráticamente en este país.