Muchos agricultores ucranianos viven desesperados ante la imposibilidad de cosechar

Gesto desesperado de un agricultor ucraniano en la región de Donetsk (Ucrania).
Gesto desesperado de un agricultor ucraniano en la región de Donetsk (Ucrania). Derechos de autor Efrem Lukatsky/AP
Por Francisco Fuentes con AFP
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Como consecuencia de la situación, el número de personas en inseguridad alimentaria severa crecerá desde los 276 millones principios de este año hasta los 323 millones, según la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet.

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Los agricultores ucranianos están deseperados, rehenes del bloqueo de los puertos del mar de Azov y del Mar Negro, que impide la salida de las exportaciones de cereales rumbo almundo entero. 

En esta explotación, Nadia Ivanova de 42 años, cultiva 4 000 hectáreas y emplea a 76 personas, cerca de Mikoláiv. 

De momento, aunque es la época de la recolección, la única cosa que ha cosechado son obuses, mientras espera que alguien pueda reparar la planta procesadora.

Su producción en tiempos de paz superaba las 12 000 toneladas anuales.

"Primero, es imposible vender el grano porque no hay dinero para las reparaciones (de la planta procesadora de cereales destruida), y además los técnicos quienes la podían reparar no están en la región de Mikoláiv y estamos rodeados por el frente de batalla, así que nadie viene", explica Nadia Ivanova.

Esta cosechadora sin estrenar, que costó 300 000 euros, ha sufrido el impacto de la metralla. Sergui Shernyshov, 47 años, cree que necesitará una semana para saber si podrá volver a ponerla en marcha.

Los precios de los suministros están por las nubes, y el precio por el cereal que percibe el agricultor se negocia a unos 100 euros la tonelada cuando antes de la guerra alcanzaba los 330 euros.

Mientras, desde Naciones Unidas insisten en las dramáticas consecuencias de la situación en los países más pobres.

"El número de personas en inseguridad alimentaria severa crecerá desde los 276 millones principios de este año hasta los 323 millones", ha dicho la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet.

Y por si esto fuera poco, las espigas son raquíticas por la falta de lluvias porque la sequía no entiende de guerras.

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