El aumento de la temperatura del agua disminuye la cantidad de oxígeno, lo que provoca la muerte de las especies
El calor extremo, provocado por el cambio climático, amenaza la producción de marisco en España. Según los expertos, este genera un descenso de oxígeno en el agua, lo que provoca la muerte de las especies. Desde la costa mediterránea hasta la atlántica, los mejilloneros del delta del Ebro y los mariscadores de las rías gallegas reclaman medidas urgentes.
Joaquim Garrabou, investigador del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC, explica que el aumento de la temperatura está correlacionado con una disminución de la concentración de oxígeno y que esto puede provocar "la muerte de los mejillones que se cultivan en las granjas del Delta del Ebro".
Ramón Carles Gilabert, mejillonero de la bahía del Fangar, en el delta del Ebro, en el mar Mediterráneo, afirma que lleva tiempo viendo que la mayoría de los mejillones que recoge están muertos. "Antes la temperatura del agua no llegaba a los 28-29 grados de máxima, ahora está llegando a los 30. Por supuesto que el cambio climático está influyendo. El viento fresco que venía del norte tampoco está bajando y la temperatura del agua está subiendo".
Carles Fernández, portavoz de la Federación de Productores de Mejillones del Delta del Ebro (Fepromodel), añade: "Una temperatura elevada por encima de los 29 grados sostenida en el tiempo en las bahías debilita a los mejillones, les provoca la muerte y genera anoxia".
Los mariscadores de Redondela, Galicia, en la costa atlántica, también están preocupados y temen por el futuro de su trabajo.
Gloria Rivas, mariscadora en Redondela, señala: "Hay muchas menos almejas, son mucho más pequeñas y las que desovamos, muchas se mueren, no crecen".
"Las aguas también están muy calientes, muchas de las capturas mueren y las administraciones hacen poco por ayudar", se queja Manuela Penas, mariscadora.
En A Pobra do Caramiñal, en la ría de Arousa, en el océano Atlántico, hay otra preocupación añadida, que las lluvias torrenciales puedan arrastrar a la ría las cenizas del reciente incendio forestal de Boiro. Un episodio que ya vivieron en 2006 y que es una muestra más de los estragos que está causando el cambio climático.