La vida de los británicos en Portugal "se paraliza" por la burocracia post-Brexit

El tranvía número 28, uno de los favoritos de los turistas, circula por una estrecha calle del antiguo barrio lisboeta de Alfama al caer la noche.
El tranvía número 28, uno de los favoritos de los turistas, circula por una estrecha calle del antiguo barrio lisboeta de Alfama al caer la noche. Derechos de autor AP Photo
Derechos de autor AP Photo
Por Alasdair Sandford
Compartir esta noticiaComentarios
Compartir esta noticiaClose Button

Los británicos en Portugal se quejan de no tener acceso a derechos básicos como la sanidad, el empleo y la seguridad social. Algunos han sido bloqueados en los aeropuertos, y otros no han podido llevar a sus cónyuges a Portugal.

PUBLICIDAD

Los británicos que viven en Portugal se quejan de no tener acceso a derechos básicos como la sanidad, el empleo y la seguridad social, ya que la tarjeta de residencia post-Brexit no se les ha sido expedida.

Algunos han sido bloqueados en los aeropuertos cuando intentan viajar a otros países de la UE, debido a que en la frontera se les informa que sus documentos no están en regla.

"Estamos en una situación desesperada", dijo a Euronews Tig James, copresidente del grupo "británicos en Portugal". "Esto ha paralizado y dañado la vida de los ciudadanos británicos emocional, física y económicamente".

James cita casos de trabajadores británicos que no han podido firmar contratos de trabajo, y se refiere también a algunos de ellos que además se les ha retirado la oferta de empleo por falta de documentación de residencia: "es el caso particular de cinco pilotos de EasyJet que se habían trasladado a Portugal, con sus familias, únicamente con ese fin".

"Recientemente, dos personas fueron detenidas en Alemania por no tener la documentación de residencia actualizada", añadió. Tuvieron que comprar billetes alternativos de vuelta a Portugal por otra ruta fuera de la UE, con un coste de unos 5.000 euros.

La pareja ha contratado a un abogado alemán especializado en inmigración y espera una audiencia judicial. "Lo han hecho todo legalmente", dice James.

Al igual que los británicos que viven en otros lugares de la Unión Europea, las decenas de miles de personas que viven en Portugal tenían garantizada la residencia y los derechos asociados en virtud del tratado de divorcio del Brexit.

Siempre que se hubieran trasladado al país antes de que las nuevas normas entraran en vigor en 2021, el Acuerdo de Retirada entre el Reino Unido y la UE protege derechos como la residencia, la vivienda, el empleo, la asistencia sanitaria y la seguridad social, para ellos y sus familiares.

Las nuevas normas relativas a los viajes establecen que los ciudadanos británicos con derecho de residencia en un país de la UE "no necesitan visado para entrar en su país de residencia o en cualquier otro país de la UE". Pero subrayan la importancia de disponer de una nueva documentación oficial "en forma de tarjeta de residencia biométrica".

Tig James dice que las autoridades portuguesas le han estado prometiendo que las nuevas tarjetas biométricas del Acuerdo de Retirada llegarían "pronto" desde julio de 2019. Pero tres años después, aún no se han emitido.

En un correo electrónico visto por Euronews, el Servicio de Inmigración y Fronteras de Portugal (SEF) aclara que “los actuales documentos de residencia de los ciudadanos británicos que viven en Portugal siguen siendo aceptados".

El SEF explica que los residentes británicos pueden descargar la prueba de su solicitud en forma de documento acreditativo con un código QR, y agrega que esto "permite viajar, sirve como prueba de su residencia en Portugal y garantiza el acceso a los servicios sanitarios y sociales públicos".

Pero la residente británica Nicola Franks declaró al canal de televisión portugués SIC que este verano tuvo dificultades en un viaje a Ámsterdam con su marido, sin el nuevo documento de identidad biométrico.

"El funcionario de control de fronteras miró estos papeles que obviamente nunca había visto antes y decidió que no eran legítimos; que, de hecho, solo eran solicitudes de residencia. Para abreviar al máximo una historia larga y espantosa, me devolvió a Portugal", explica.

"El SEF es consistente al decir que los papeles que han dado son suficientes, lo que sin duda no es así", dijo James a Euronews, y argumentó que las "terribles consecuencias" están "devastando vidas".

"Sin una tarjeta biométrica del Acuerdo de Retirada no puedes registrarte en la sanidad si cambias de dirección (los enfermos graves, potencialmente terminales, no pueden recibir tratamiento), los médicos rechazan el tratamiento y las citas se cancelan".

Añade que los británicos han tenido problemas "repetidamente" al intentar cambiar los permisos de conducir del Reino Unido por los portugueses para cumplir con la ley. Las oficinas de Hacienda y los bancos se niegan a cambiar las direcciones, y los propietarios de coches no pueden registrar, reparar o importar vehículos. Los padres tienen que desembolsar decenas de miles de euros porque se rechazan las solicitudes de matrícula universitaria de la UE.

"Las instituciones o empresas portuguesas simplemente se niegan a tratar con ciudadanos británicos o a prestar un servicio", afirma James.

PUBLICIDAD

"La oficina de la seguridad social portuguesa ha dejado de pagar las ayudas familiares hasta que se pueda presentar la tarjeta biométrica del Acuerdo de Retirada y, adicional a esto, no se puede registrar el nacimiento de un hijo. Solo cuando una familia contrató a un abogado fue posible finalmente registrar a su hijo y, para cuando se completaron todas las negociaciones, el niño tenía diez meses."

Los ciudadanos británicos no han podido traer a Portugal a sus cónyuges de "terceros países".

James cita el caso de un hombre al que se le ha caducado su propio documento de residencia y está esperando a que le permitan el acceso a su mujer.

"No puede obtener una renovación ni puede salir del país, ya que no se le permite iniciar el proceso de renovación hasta que su esposa tenga una tarjeta biométrica del Acuerdo de Retirada. Su madre está ahora gravemente enferma y no puede salir a verla. Mientras tanto, como su residencia ha expirado, su dermatólogo se ha negado a verle por su enfermedad de la piel. Las familias se están destrozando", dice.

"¿Las razones del retraso de tres años del departamento de inmigración? La escasez de personal, los periodos de vacaciones, la pandemia y ahora los refugiados ucranianos", explica James.

PUBLICIDAD

El SEF ha puesto en marcha un programa piloto para procesar los datos biométricos de los británicos que viven en las Azores y Madeira; pero esto solo concierne a una fracción del número total de ciudadanos británicos en Portugal.

El Servicio de Inmigración y Fronteras afirma que la formación del personal para la recogida de datos biométricos comenzará "muy pronto" y los británicos empezarán a recibir sus nuevas tarjetas. Sin embargo, Tig James afirma que el programa aún no se ha puesto en marcha.

La activista añade que lleva años presionando a los políticos británicos y portugueses, pero "lo único que ha ocurrido es que la situación ha empeorado".

"El SEF está incumpliendo voluntaria, deliberada y sistemáticamente el Acuerdo de Retirada, lo que está provocando el sufrimiento físico, emocional y financiero de miles de ciudadanos británicos en Portugal".

James ha rechazado una cita en septiembre para presentar pruebas de las dificultades de los británicos ante el Comité Económico y Social de la Comisión Europea.

PUBLICIDAD

"Mi residencia ha caducado y ya tenemos incidentes de ciudadanos británicos que tienen terribles problemas en Bruselas al tratar de salir, ya que su documentación, como la mía, está caducada, ha sido retenida. No puedo permitirme que me detengan", afirma.

Fuentes adicionales • Angélica Parra Hernández ( Traducción al español)

Compartir esta noticiaComentarios

Noticias relacionadas

Agricultores y empresarios británicos: "Queremos volver al mercado de la UE"

Las limitaciones del Brexit reducen significativamente los viajes de estudios al Reino Unido

50 años del 25 de abril: ¿Qué queda por hacer con la 'revolución de los claveles'?