Cuba, cuatro meses después del terrible incendio de Matanzas

A principios de agosto de este año Cuba vivió un descomunal incendio se desató en la base de supertanques de Matanzas, la infraestructura de almacenamiento de crudo más importante del país. Murieron 16 personas, hubo un centenar de heridos y cuatro tanques, con 145 000 metros cúbicos de petróleo, fueron pasto de las llamas.
Un desastre de enormes consecuencias humanas y económicas del que Cuba, inmersa en una profunda crisis energética, trata de recuperarse cuatro meses después. En la zona afectada, se han retirado miles de toneladas de escombros. También se ha devuelto la capacidad operativa al muelle.
"No podemos darnos el lujo de parar la base"
Pese a los problemas, la base, que aún cuenta con cuatro tanques de almacenamiento, no ha dejado de funcionar.
"Tenemos menos capacidad de almacenamiento de crudo, pero no hemos dejado de dar servicio (....) Dando respuesta a la situación energética que tiene el país, no podemos darnos el lujo de parar la base", explica Liber Sams, jefe de inversiones de la Base de Superpetroleros.
"Tuve mucho miedo, pesé que íbamos a morir"
Los habitantes de la zona aún siguen traumatizados, con el miedo instalado en el cuerpo.
"Cogí a mi familia y salimos corriendo por el risco, bajo la lluvia, aquello fue terrible. Descalzos, sin nada, dejamos casas abiertas y todo, y corrimos de la termoeléctrica para allá como un kilómetro. Tuve mucho, mucho miedo", afirma Yurisleidis Vázquez, una enfermera que vive con su familia casi en la costa.
Los vecinos más expuestos, como Nilvia del Pino, que vive justo enfrente del centro de almacenamiento siniestrado, esperan para ser reubicados en un nuevo barrio en construcción. "El día más triste de nosotros fue el cinco de agosto, cuando sucedió el incendio, porque yo, con la edad que tengo, nunca en mi vida había visto una cosa como esta", dice Nilvia.
Apagones y crisis energética alimentan el malestar social y las protestas
Cuba apenas genera la mitad de los hidrocarburos que necesita para su economía y las sanciones estadounidenses obstaculizan el aprovisionamiento.
La crisis energética y los apagones continuos afectan a la actividad económica y la vida de los cubanos, convirtiéndose en caldo de cultivo para el descontento social. Alimentaron las manifestaciones de julio de 2021, las mayores en décadas, y de nuevo las producidas este año después del paso del huracán Ian que dejó a oscuras a buena parte de la isla.