Actualmente, una Rusia desgastada ha aumentado los bombardeos contra las infraestructuras ucranianas, con la intención de convertir el invierno en un arma contra la población ucraniana.
A finales de marzo, tras la retirada de las tropas rusas, se encontraron cadáveres de civiles en la ciudad de Bucha, cerca de la capital de Ucrania, Kiev.
Comienzan las masacres de la guerra
Las atrocidades de Bucha provocaron la indignación mundial. Rusia negó la autoría del crimen.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, dijo que la masacre de Bucha era tristemente solo un ejemplo de lo que los invasores han hecho en Ucrania.
En el sur de Ucrania, en Mariúpol, un ataque ruso devastó un hospital materno-infantil.
La ciudad portuaria fue asediada y bombardeada sin descanso durante casi tres meses. La gente que quedó atrapada allí lo describió como "el infierno en la tierra".
La caída de las bases estratégicas en Ucrania
Y más tarde, a finales de mayo, esta ciudad portuaria de suma importancia estratégica cayó en manos de Rusia.
En marzo, Rusia también se hizo con la planta nuclear de Zaporiyia, disparando contra la instalación.
Desde entonces, la mayor central nuclear de Europa se ha visto envuelta en un fuego cruzado en varias ocasiones. Kiev y Moscú se culpan mutuamente; y el Organismo Internacional de Energía Atómica advirtió que quien estuviera atacando la central nuclear estaba "jugando con fuego".
Rusia tambalea frente al desgaste de la guerra
El presidente ruso anunció en septiembre una movilización parcial.
Tras el discurso de Vladímir Putin los rusos huyeron a países vecinos como Georgia para evitar ser enviados al frente en Ucrania. Según las estimaciones, más de 260 000 hombres en edad militar abandonaron el país.
"A los 26 años, no quiero que me lleven a casa en un ataúd ni mancharme las manos con la sangre de alguien por la guerra de otra persona", afirma un residente de Moscú.
A principios de octubre una explosión dañó el puente de Kerch que une la península de Crimea, anexionada por Moscú en 2014, con Rusia. Fue un golpe táctico y simbólico para Moscú.
Desde entonces, el ejército ucraniano ha ganado impulso y ha retomado el control de la región occidental de Jersón.
Las tropas ucranianas son recibidas en los pueblos recapturados y en la ciudad de Jersón. La retirada rusa marcó un hito para los ucranianos frente a la invasión de Moscú.
El invierno como arma de guerra
Pero estas celebraciones duraron poco. Rusia intensificó el bombardeo en Jersón. Ahora, escasos de recursos, les espera un invierno difícil.
En noviembre, Rusia aumentó los bombardeos contra las infraestructuras ucranianas, dejando a millones de personas sin luz, calefacción y agua. Rusia parece querer convertir el invierno en un arma para desgastar a la población ucraniana.
Iryna Shyrokova, residente en Vishgorod, confiesa: "Tantas víctimas, tantas casas arruinadas. La gente no tiene dónde vivir, dónde dormir. Hace frío".