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Gaza | Erradicar a Hamás y controlar la Franja, son los objetivos de Netanyahu

Un soldado israelí inspecciona un apartamento, durante su operación militar en la Franja Gaza
Un soldado israelí inspecciona un apartamento, durante su operación militar en la Franja Gaza Derechos de autor Ohad Zwigenberg/Copyright 2023 The AP All rights reserved
Derechos de autor Ohad Zwigenberg/Copyright 2023 The AP All rights reserved
Por Feyruz con EFE/AFP
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Mientras la cumbre de los países árabes e islámicos pedía que se alivie el cerco de Israel al asediado enclave palestino y Alemania abogaba pòr una tregua humanitaria

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Israel profundiza su ofensiva terrestre en el norte de la Franja de Gaza, sobre todo alrededor de la ciudad de Gaza.

El objetivo es erradicar totalmente al grupo islamista Hamás, y después mantener su presencia militar y el control sobre este territorio palestino.

"Si queremos la paz, debemos erradicar a Hamás", dijo en la noche del sábado, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en una rueda de prensa, donde aseguró que Israel sigue firme en su idea de mantener su presencia militar sobre Gaza y tener su control "desde una perspectiva de seguridad", ante lo que "la guerra contra Hamás avanza con toda la fuerza y un objetivo: ganar".

Benjamin Netanyahu recalcó: "Puedo decirles lo que no habrá: no habrá Hamás. Y no habrá una autoridad civil que eduque a sus hijos para odiar a Israel, para matar israelíes, para acabar con el Estado de Israel."

El primer minsitro israelí explicó, además, que el Ejército sigue "utilizando fuego agresivo desde el aire y desde tierra", y remarcó que el cese el fuego que cada vez se pide más desde más sectores de la comunidad internacional no será posible "hasta erradicar a Hamás" .

Mientras en una cumbre, de emergencia, de los países árabes e islámicos, celebrada en Arabia Saudí, se pedía el fin de la guerra, y que se aligere el cerco total al enclave palestino, asediado por Israel, donde escasea el agua, la comida y los medicamentos, y casi np hay combustible.

Se exigió, además, que Israel rinda cuentas "por sus crimenes masivos" tras los más de 11 000 muertos y 28 000 heridos en Gaza, en su mayoría niños y mujeres.

Por su parte, la ministra alemana de asuntos exteriores , Annalena Baerbock, de gira en Cisjordania e Israel abogó por una tregua humanitaria, que Tel Aviv rechaza hasta que los yihadistas palestinos no liberen a los 240 cautivos judios.

La ofensiva de Israel sobre Gaza, desatada tras esta toma de rehenes el pasado 7 de octubre y el sangriento ataque de Hamás al sur de Israel que causó 1200 muertos, dura ya 36 días.

La lenta agononia de los refugiados

Al principio, Yusef Mehna pensó que la guerra acabaría pronto. Herido, con su casa destruida y obligado a sobrevivir "25 días sin nada", partió finalmente, como miles de personas, hacia el sur de la Franja de Gaza.

Subidos a camiones, hacinados en coches, en carretas tiradas por burros o a pie, miles de palestinos huyen de los incesantes ataques del ejército israelí contra el norte de la pequeña franja de tierra encajonada entre Israel, Egipto y el Mediterráneo.

Yusef Mehna partió de Yabaliya, en el norte de la Franja de Gaza, con la esperanza de llegar a Rafah, la última ciudad antes de Egipto. Pero su viaje terminó tras 25 kilómetros y ocho horas de penoso trayecto. 

"Ya he pagado 500 séqueles", unos 120 euros, "para llegar hasta aquí desde Yabaliya y ahora ya no tengo más dinero seguir", cuenta a la AFP este hombre de rasgos marcados, rodeado de sus seis hijos.

Como su mujer, enferma, va en silla de ruedas, ha tenido que alquilar cada vez "carretas de burros, camiones y coches" para distancias cortas, ya que pocos conductores aceptan viajes largos por falta de combustible.

A veces tuvo que caminar, empujando la silla de ruedas de su mujer.

A su alrededor, en Bani Suheila, al este de Jan Yunis, cientos de familias esperan, con sus hijos sentados en el suelo o dormidos sobre el hombro de sus padres.

El Ejército israelí afirma que esta zona está relativamente a salvo, pero de nuevo este domingo por la mañana, cuatro bombas lanzadas por un avión destruyeron una decena de casas en Bani Suheila. El director de los hospitales de Gaza, Mohamed Zaqut, declaró a la AFP que "murieron diez personas, entre ellas mujeres y niños".

Casi una de cada dos casas ha quedado destruida o dañada en la Franja de Gaza, que cuenta ya con más de un millón y medio de desplazados, según la ONU.

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En los últimos tres días, casi 200 000 personas han abandonado el norte de la Franja de Gaza en dirección al sur.

Con esta afluencia, los alquileres han pasado de unos 150 dólares al mes a entre 500 y 1000 dólares.

Falta de todo

"Ni siquiera tengo una barra de pan para alimentar a mis hijos", dice Um Yakub, de 42 años, que llegó a Jan Yunis hace tres días con su marido y sus siete hijos.

"Llevo buscando por todas partes desde las seis de la mañana, pero no podré darles de comer", grita.

Conseguir pan en el sur es un verdadero problema, porque "el único molino harinero de la Franja de Gaza ya no funciona por falta de electricidad y combustible", explica la ONU.

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Pero el hambre no es la única preocupación de Um Yakub.

"Mi marido tiene problemas de corazón", dice, y su hija Rim, de 20 años, "normalmente está en una cama médica". "Pero todos dormimos en el suelo, entre el polvo, y no tenemos ni una manta, aunque por la noche hace mucho frío".

Una ración de arroz para siete personas

Su marido, Atef Abu Yarad, de 47 años, se resguarda en un aula del primer piso de la escuela donde la familia está acampada, junto a decenas de otros desplazados.

"No tengo ni un séquel para comprar comida para mis hijos", se lamenta.

Y aunque tuviera dinero en las tiendas falta de todo: agua mineral, leche infantil, pañales y pasta.

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Abu Yarad explica: " tenemos una ración de arroz para compartir entre siete personas". "Así que cojo una cuchadarita y les digo que ya no tengo más hambre para que ellos puedan comer".

En cuanto al agua, hay que ir a buscarla a un grifo donde hay una larga cola de desplazados.

Su hija Rim ha tenido que renunciar a los analgésicos que tomaba desde que nació, ya que sufre deformidades en la columna y los hombros.

"No puedo dormir por el dolor, pero no podemos comprar medicinas", dice resignada, con un cosquilleo en el estómago producido por el hambre, porque piensa que sus hermanitos anémicos "necesitan comer más".

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