Según el Ministerio de Educación de Ucrania, en lo que llevamos de conflicto Rusia habría destruido más de 400 colegios.
Los niños sufren en primera persona las consecuencias de la guerra. En Ucrania, una generación entera está perdiendo su infancia y, según ha denunciado UNICEF en varias ocasiones, se enfrentan cada día "a una situación límite".
Muchos están aprendiendo a convivir con el sonido de las bombas, siendo testigos de un conflicto que deja muertos a su alrededor y ciudades enteras devastadas. Las vidas de todos ellos se rompió hace dos años, cuando de la noche a la mañana tuvieron que empezar a refugiarse de los ataques rusos.
Los hay que han perdido familiares y amigos. Esto lleva a los niños supervivientes a sufrir problemas de ansiedad, depresión, estrés postraumático y un empeoramiento de su salud física.
Pero los niños de la guerra intentan seguir adelante en su día a día. Parte de la normalidad pasa por seguir yendo a la escuela, pero eso no siempre les resulta posible.
Para la mayoría de niños no es posible ir a clase ante los posibles bombardeos
Millones de niños ucranianos están recibiendo educación a distancia. Es la única alternativa que existe al colegio tradicional. Para la mayoría, no es posible acudir a las clases. Hay centros educativos que han suspendido su actividad presencial ante el riesgo que puede suponer para los menores tener que desplazarse.
Solo una de cada cuatro escuelas de toda Ucrania sigue realizando las clases en las aulas. La opción virtual se ha convertido en la forma más segura de seguir aprendiendo para los menores.
Una generación de niños educados para sobrevivir a la guerra
Ellos saben cuándo tienen que ir a clase o cuándo es mejor permanecer a salvo y no salir de casa. Es una generación de niños educados para sobrevivir a la guerra. Siguen instrucciones precisas porque saben que se están jugando la vida.
Dasha es una alumna de 11 años que apenas sabe cómo es el edificio de su escuela. Cuando se iba a incorporar a la Educación Primaria, llegó la pandemia y se suspendieron las clases presenciales.
Nadie imaginaba que, poco después, llegaría la invasión a gran escala de Rusia a Ucrania. Eso ha impedido, también, que Dasha y sus compañeros vayan a aprender al colegio. Estudian a través de internet.
Ella sabe muy bien qué hacer en los momentos en los que hay una emergencia. "Cuando suena la alarma aérea se suspenden las clases y voy a la planta de abajo. No podemos estar en el salón porque ahí hay demasiadas ventanas", dice.
Las familias ucranianas intentan hacer de sus hogares espacios seguros. Para ello, tratan de tapar con paneles de madera las ventanas o cualquier otros espacios que puedan suponer un peligro en caso de ataque.
Vladyslav Hudochromov era obrero y hoy en día se dedica a la construcción de búnkeres. "Se construyen de forma que la gente pueda entrar y quedarse ahí sin salir", explica a 'Euronews'.
Construyen búnkeres con conexión a internet dentro de las casas
Dentro de estos refugios cuentan con servicios que en la actualidad son esenciales. "Todo está preparado, tienen internet para mantener cualquier tipo de comunicación", añade Hudochromov.
La conectividad dentro de estos lugares también es esencial para que los niños puedan seguir recibiendo sus clases online cuando haya una emergencia. Los colegios están preparados para transmitirlas.
Svitlana Volchkova es directora de un centro educativo en Ucrania. Asegura que, aunque la educación a través de internet es una solución frente a la guerra en estos momentos, no es un buen método de enseñanza.
"Es muy importante que los niños salgan y se conozcan. Necesitan hablar entre ellos, verse y abrazarse", asegura con la esperanza de que "pronto eso sea posible nuevamente".
Según los últimos datos de la Organización de Naciones Unidas, más de 500 niños han muerto en la guerra de Ucrania y más de mil habrían resultado heridos.