Una empresa privada prometió trece céntimos de euro por cada envase de bebidas vacío devuelto a unas máquinas automáticas. Se formaron largas colas. Las máquinas se han saturado, no aceptan más envases ni devuelven ya ni un solo céntimo.
Contenedores a rebosar, largas colas y muchos consumidores decepcionados. Los primeros meses de funcionamiento de un nuevo sistema de reciclaje de botellas de plástico y latas de aluminio se han vuelto más que impopulares en Hungría.
Al día se introducían en las máquinas unos 3,5 millones de botellas, lo que supone una capacidad muy superior a la que se ha previsto. Por cada envase de bebida vacío que se devuelva, los consumidores deberían recibir un reembolso de 0,13 céntimos.
"Una vez vinimos con un montón de bolsas, pero las máquinas no funcionaban. Luego fuimos a otra, y también fue un problema. Al final nos llevamos la basura a casa", explicó Fruzsina, una joven húngara que vive en Budapest.
Otros problemas es que la máquina no reconoce el tipo de envase.
A Hungría le queda un año para alcanzar el objetivo de la Unión Europea de casi 6,5 millones de botellas recicladas al día.
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