Las altas temperaturas han provocado especialmente una fuerte sequía que ha causado graves daños a las plantaciones de maíz, girasol y remolacha.
Todos los indicadores muestran que se trata de una situación que no hace más que empeorar. Según la Cámara de Agricultura de Hungría, las superficies dañadas por la sequía aumentan en varias decenas de miles de hectáreas cada semana.
La meteoróloga Anna Mráz no ve buenas perspectivas: "2022 ha sido el año más seco y caluroso de nuestra historia, pero este año es bastante similar. Este verano ha sido bastante seco, lo que se refleja en la desecación del maíz y el girasol. Lamentablemente, en el próximo período tampoco se esperan precipitaciones importantes, lo que es una mala noticia para la agricultura".
Unos daños que van a más
Los daños en los campos de maíz se estiman en al menos 600 millones de euros. Se espera que la producción de este año baje de una media de ocho a nueve toneladas a menos de cinco.
Esta es la enésima ola de calor en pocas semanas, e incluso si lloviera ahora, no ayudaría mucho a las plantas, ya que no recibieron suficiente humedad durante el período de floración y formación de semillas. Los meteorólogos esperan que el calor continúe al menos una semana más.
Está previsto que el calor dañe aún más las cosechas que ya están en dificultades lo que previsiblemente hará subir el precio de los alimentos.