En una entrevista exclusiva con Euronews, Al Gore, ex vicepresidente de EE.UU. y ahora defensor del clima, afirmó que es "absurdo" que la presidencia de las negociaciones de la ONU sobre el clima se ceda una y otra vez a los petroestados.
"Creo que el proceso debería reformarse", dijo Gore sobre el proceso de la cumbre de la COP en una entrevista exclusiva con 'Euronews' en Bakú, la capital de Azerbaiyán. "Creo que es absurdo tener, por ejemplo, lo que tuvimos el año pasado con el consejero delegado de una de las compañías petroleras más sucias del planeta ejerciendo como presidente de la COP", dijo en referencia a la cumbre del clima de 2023 en Dubai.
"Es un conflicto de intereses directo", continuó, argumentando que el problema persiste este año con Azerbaiyán asumiendo la presidencia de la COP. "Aunque el presidente de esta COP no era el jefe de la industria petrolera, está muy en sintonía con la dependencia de este país de los combustibles fósiles", dijo Gore. "El 90% de su balanza de pagos procede de la venta de petróleo y gas".
Mukhtar Babayev, nombrado ministro de Ecología y Recursos Naturales de Azerbaiyán en 2018 tras una carrera de dos décadas en la Compañía Estatal de Petróleo de la República de Azerbaiyán (Socar), fue nombrado en enero para presidir la COP de este año.
Gore señaló a Rusia, que había vetado la idea de que cualquier país de la UE acogiera las conversaciones, como la fuerza impulsora detrás de la selección de Azerbaiyán, que se encuentra dentro de la región de Europa del Este ampliamente definida que estaba en línea para la presidencia este año.
"Como la voz más fuerte en esta región del mundo... fue realmente Rusia la que hizo esta elección", dijo Gore, cuyo activismo climático desde que perdió por poco las elecciones presidenciales estadounidenses en 2020 le hizo compartir el Premio Nobel de la Paz con el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU en 2007.
Gore habló con 'Euronews' poco antes de ofrecer un evento con el Proyecto Realidad Climática que fundó allá por 2006 y que aún preside. "Una de las reformas que he propuesto es dar al secretario general [de la ONU] la posibilidad de decidir quién acoge las COP, y no dejar que voces como la de Vladimir Putin determinen quién se queda con ésta, y que sean los petroestatos de Oriente Próximo los que decidan", dijo Gore.
El exvicepresidente de Estados Unidos, que trabajó junto al presidente Bill Clinton de 1993 a 2001, también advirtió del peligro de confiar en soluciones tecnológicas para atajar la crisis climática, a medida que la temperatura media mundial aumenta de forma constante hacia el límite de 1,5 °C por encima de donde se encontraba antes del cambio de siglo.
Gore se refirió a la captura y almacenamiento de carbono (CAC), que suele consistir en bombear CO2 bajo tierra o por debajo del lecho marino en yacimientos de gas agotados, una tecnología que se está promoviendo tanto en Estados Unidos como en Europa en el marco de la Ley de Industria Neta Cero de la UE. "Se ha demostrado que son completamente ridículas y totalmente ineficaces", afirmó Gore. "Por supuesto, las empresas de combustibles fósiles quieren fingir que ésa es la solución, cualquier cosa que no sea reducir la cantidad de combustibles fósiles que se queman o reducir sus mercados".
En cuanto a la cumbre COP29, rodeada como está de rencillas diplomáticas y críticas por la fuerte presencia de grupos de presión del petróleo y el gas, Gore fue claro sobre el resultado que se necesita en el ámbito de la financiación climática, el centro de las negociaciones de este año. "Si observamos la financiación de la revolución de las energías limpias hasta donde ha llegado hasta ahora, el 85% de la financiación ha procedido del sector privado", dijo Gore.
"El verdadero problema es que los países en desarrollo que no han podido participar mucho... tienen que pagar unos tipos de interés tan altos que se ven bloqueados para acceder al capital privado de inversores de todo el mundo".
Está previsto que la cumbre de Bakú se prolongue hasta el 22 de noviembre, fecha en la que se espera que los casi 200 países participantes acuerden un "nuevo objetivo colectivo cuantificado" para financiar la transición energética y la adaptación al cambio climático en el mundo en desarrollo.