Casi cuatro meses después de la destitución del presidente Bashar al-Assad, que estuvo 24 años en el poder, Siria ha anunciado la formación de un nuevo Gobierno; el inicio un periodo transitorio de cinco años para devolver la estabilidad y la paz a un país que ha sufrido más de una década de guerra.
El nuevo Gobierno de transición de Siria juró oficialmente su cargo el sábado, casi cuatro meses después de la destitución de la familia Assad, mientras las nuevas autoridades de Damasco trabajan para restablecer la estabilidad en esta nación devastada por la guerra.
El Gabinete de 23 miembros, que refleja una mezcla de orígenes religiosos y étnicos, es el primer Gobierno formado en la fase de transición de cinco años del país, y sustituye al Gobierno interino creado inmediatamente después de la destitución de Bashar al Assad a principios de diciembre.
Cabe destacar que el Gabinete carece de primer ministro; en su lugar, según la constitución provisional aprobada por el presidente interino Ahmad al-Sharaa a principios de este mes, un secretario general dirigirá el Gobierno.
Anunciado justo antes del Eid-al-Fitr -la celebración con la que concluye el mes sagrado musulmán del Ramadán, que comienza en Siria el lunes-, el nuevo Gobierno presenta varias caras nuevas, aparte de los ministros de Asuntos Exteriores y Defensa, que mantienen sus cargos. Anas Khattab, nuevo ministro del Interior, dirigía anteriormente el departamento de Inteligencia.
"La formación de un nuevo Gobierno hoy es una declaración de nuestra voluntad conjunta de construir un nuevo Estado", dijo al-Sharaa destacando la importancia del nuevo Gobierno. El ministro de Defensa, Murhaf Abu Qasra, dijo que su principal objetivo era desarrollar un Ejército profesional "del pueblo y para el pueblo".
El Gabinete no incluye representantes de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), respaldadas por Estados Unidos y dirigidas por los kurdos, ni de la Administración civil autónoma del noreste de Siria. A principios de este mes, Al Sharaa y Mazloum Abdi, comandante de las FDS, alcanzaron en Damasco un acuerdo histórico sobre un alto el fuego en todo el país y la integración de las fuerzas respaldadas por Estados Unidos en el Ejército sirio.
Entre los nuevos ministros anunciados a última hora del sábado se encontraba Hind Kabawat, activista cristiana que se ha opuesto a al-Assad desde que comenzó el conflicto en marzo de 2011, nombrada ministra de Asuntos Sociales y Trabajo. Raed Saleh, que ha dirigido la Defensa Civil Siria, conocida comúnmente como los Cascos Blancos, fue designado ministro de Catástrofes de Emergencia. Además, Mohammed Terko, kurdo sirio afincado en Damasco, fue nombrado ministro de Educación. Mohammed al-Bashir, jefe del Gobierno interino sirio desde la caída de Assad, fue nombrado ministro de Energía, encargado de revitalizar los sectores de la electricidad y el petróleo, muy afectados durante el conflicto.
Un Gobierno religiosamente variado
La misión principal del nuevo Gobierno es trabajar para poner fin a la guerra y restablecer la estabilidad en un país que recientemente ha sufrido enfrentamientos y violencia de represalia en la región costera. Esta violencia se saldó con la muerte de más de 1.000 personas, en su mayoría alauitas y leales a al-Assad, que pertenecía a este grupo minoritario.
La mayoría de los grupos insurgentes que gobiernan actualmente Siria son predominantemente suníes, pero la inclusión de individuos de sectas minoritarias -una mujer y un alauita- señala un mensaje deliberado de cambio de al-Sharaa a las naciones occidentales, que han estado abogando por la participación de las mujeres y las minorías en el panorama político sirio.
La formación de este Gobierno religiosamente variado parece ser un intento de persuadir a los países occidentales para que reconsideren las duras sanciones económicas que se aplican contra al-Assad desde hace más de una década.
Según Naciones Unidas, aproximadamente el 90% de la población siria vive por debajo del umbral de la pobreza, y millones de personas están sufriendo reducciones en la ayuda alimentaria debido al conflicto en curso.
Apenas unas horas antes del anuncio del Gobierno, el Departamento de Estado de Estados Unidos emitió una advertencia a los ciudadanos estadounidenses sobre el elevado riesgo de atentados durante la festividad de Eid-al-Fitr. El comunicado indicaba que tales atentados podrían tener como objetivo embajadas, organizaciones internacionales e instituciones públicas en Damasco, y que las amenazas podrían provenir de actores solitarios, grupos armados o el uso de artefactos explosivos.