El presidente canadiense confirma la reanudación de las conversaciones con Estados Unidos tras anular el impuesto del 3% a los ingresos de empresas como Google o Meta que molestaba al republicano.
Las conversaciones comerciales entre EE.UU. y Canadá se reanudan después de que Ottawa haya anulado su plan de gravar a las empresas tecnológicas estadounidenses, ha declarado este domingo el primer ministro canadiense, Mark Carney.
La noticia se produce después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, anunciara el viernes que suspendía las conversaciones comerciales con el país vecino por promulgar su 'tasa Google', tal y como se conoce este tipo de medidas impositivas en países como España donde sí se han aprobado.
Trump ha descrito este impuesto, que debía haber entrado en vigor hoy lunes, como un "ataque directo y descarado a nuestro país". Tanto el mandatario estadounidense como el canadiense habrían hablado por teléfono el domingo. El Gobierno canadiense ha dicho que, en previsión de alcanzar un acuerdo comercial, Canadá rescindiría el acuerdo.
"El anuncio de hoy apoyará la reanudación de las negociaciones en torno al 21 de julio, un marco temporal establecido en la Cumbre de Líderes del G7 de este mes en Kananaskis", ha dicho Carney en un comunicado. Trump también asistió a esta cumbre celebrada en el estado de Alberta, de la que se ausentó abruptamente.
El Impuesto sobre Servicios Digitales de Canadá iba a gravar a empresas como Amazon, Google y Meta con un 3% sobre sus ingresos en el país norteamericano. Se habría aplicado con carácter retroactivo, dejando a las empresas estadounidenses con una factura de 2.000 millones de dólares (1.710 millones de euros) a finales de mes.
El anuncio de Trump del viernes fue el último episodio en la guerra comercial global, vigente prácticamente desde que asumió el cargo para un segundo mandato en enero. Trump llegó a sugerir que Canadá debería ser absorbido como un estado de EE.UU., lo que provocó un auge en las encuestas de la campaña de los socialdemócratas liderados por Carney, quien enfocó su campaña frente a la beligerancia trumpista. Los laboristas, hundidos en los sondeos tras varios mandatos del expresidente Trudeau, consiguieron dar la vuelta a los augurios demoscópicos y ganaron las elecciones.