El levantamiento no anula las sanciones vigentes contra el derrocado dictador Bashar al Assad ni sus principales ayudantes, funcionarios y familiares, acusados de haber cometido crímenes de guerra y violaciones de derechos humanos durante el régimen.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha firmado este lunes una orden ejecutiva que pone fin a numerosas sanciones económicas contra Siria, cumpliendo unas declaraciones realizadas ante el líder interino de Siria, Ahmed al Sharaa, durante su gira por Oriente Medio el pasado mes de mayo.
La orden ejecutiva pretende "poner fin al aislamiento del país del sistema financiero internacional, asentando las bases para su entrada en el comercio mundial e impulsando las inversiones de sus vecinos de la región, así como de Estados Unidos", ha declarado Brad Smith, subsecretario en funciones del Tesoro estadounidense para Terrorismo e Inteligencia Financiera.
Washington ya concedió a Siria amplias exenciones de sanciones en mayo, un primer paso en el levantamiento de medio siglo de penalizaciones a un país destrozado por 13 años de brutal guerra civil y un régimen familiar de medio siglo de duración.
Junto con el levantamiento de las sanciones económicas, la orden ejecutiva del lunes levanta la emergencia nacional emitida por una orden anterior del expresidente republicano George W. Bush. Esta supuso una respuesta frente a la ocupación parcial del Líbano por parte de Siria y a la búsqueda de supuestas armas de destrucción masiva, cuya existencia nunca fue demostrada por parte de Estados Unidos. También se levantaron otras cinco órdenes ejecutivas anteriores.
La orden del lunes no revoca las sanciones impuestas al derrocado Bashar al Assad, presuntamente exiliado en Rusia, ni para sus principales ayudantes o familiares por cometer abusos contra los derechos humanos durante la larga dictadura, además de estar implicados en el tráfico de drogas o en el programa de armas químicas de Siria.
La ley presidencial tampoco aborda un importante conjunto de sanciones aprobadas por el Congreso dirigidas a cualquiera que haga negocios u ofrezca apoyo a las instituciones militares, de inteligencia u otras instituciones sospechosas del antiguo régimen sirio. Aunque la Administración Trump ha aprobado exenciones temporales de esas sanciones, conocidas como la Ley César, estas solo pueden ser rescindidas permanentemente por ley.
Las sanciones dirigidas a grupos terroristas y a fabricantes y vendedores del estimulante anfetamínico Captagon, con el que los funcionarios del régimen de Al Assad se lucraron, seguirán en vigor. Trump se reunió con Al Sharaa en la capital saudí, Riad, en mayo, en el marco de su gira por tres países de Oriente Próximo.
Desde el anuncio inicial de Trump con respecto a la eliminación de las sanciones en Siria, la Unión Europea y Reino Unido han seguido su ejemplo. La UE ha levantado casi todas las sanciones que seguía imponiendo a Siria, pese a que inicialmente había diseñado una estrategia respecto a las sanciones mucho más cautelosa, ante la ausencia de elecciones tras la caída de los Al Assad y los temores sobre Al Sharaa, un destacado señor de la guerra islamista durante la guerra civil. Pese a que el dictador aseguró que respetaría a todas las minorías étnicas y religiosas del país, se han producido matanzas de la minoría chií alauita -a la que pertenecía el exdictador- tras la caída del régimen, además de represiones civiles como el uso del burka en las playas.
Estados Unidos aún no ha retirado su designación de Siria como Estado patrocinador del terrorismo. El grupo dirigido por Al Sharaa, Hayat Tahrir al-Sham (HTS), también sigue siendo considerado una organización terrorista extranjera. Un funcionario del Departamento de Estado afirma que estas designaciones están siendo revisadas.