El Real Madrid se alzó con la victoria contra el F.C. Barcelona, al imponerse por 2-1 en el Santiago Bernabéu. Hasta 3 tantos le anuló a los blancos el colegiado, César Soto, a lo largo del partido: dos a Mbappé y otro a Bellingham.
El Real Madrid se alzó con la victoria este domingo contra el F.C. Barcelona, al imponerse por 2-1 en el estadio Santiago Bernabéu, en un encuentro que estuvo marcado por el ritmo trepidante de juego, las fuertes emociones de algunos jugadores y, sobre todo, por los goles anulados.
El Santiago Bernabéu vivió una primera parte de vértigo en el Clásico. Real Madrid y Barcelona se marcharon al descanso con ventaja de los blancos (2-1), tras un intercambio constante de golpes, polémicas y emociones que mantuvieron en vilo a los más de 80.000 aficionados presentes en el estadio.
El conjunto blanco golpeó primero, fiel a su estilo vertiginoso. Pero el VAR y la tensión arbitral volvieron a marcar los primeros compases, con un penalti reclamado por Vinicius Jr. y varias jugadas al límite en ambas áreas. Después de un gol anulado a Kylian Mbappé por fuera de juego milimétrico en el minuto 12, el francés encontró premio en diez minutos más tarde tras un pase magistral de Jude Bellingham. Su definición, precisa y fría ante Wojciech Szczęsny, puso en pie al Bernabéu.
El Barcelona reaccionó con personalidad. Los de Marcus Sorg -que ocupó el lugar del sancionado Hansi Flick en el banquillo- aprovecharon un error de Arda Güler en la salida del balón. Pedri interceptó y asistió a Marcus Rashford, que sirvió en bandeja el empate a Fermín López (min. 38). El tanto enfrió el entusiasmo local y devolvió la igualdad (1-1) a un encuentro que ya se había convertido en un pulso eléctrico, más físico que táctico.
Cuando el descanso parecía inminente, el Madrid volvió a golpear. Un centro medido de Vinicius, un fallo en el marcaje de Balde y el instinto de Bellingham bastaron para que el inglés empujara el balón a la red y firmara el 2-1 antes del descanso (min. 44). Sin embargo, la jugada dejó dudas por un posible contacto previo en el área, que los azulgranas reclamaron sin éxito.
Ya casi en el tiempo añadido, Mbappé vio cómo le anulaban un segundo tanto después de remachar a la red un disparo de Bellingham, por encontrarse en claro fuera de juego. El Bernabéu despidió la primera mitad con cánticos y la sensación de estar viviendo uno de los Clásicos más intensos de los últimos años. Todo queda abierto para una segunda parte que promete emociones fuertes.
La segunda mitad arrancó con el Madrid buscando ampliar su ventaja y un Barça decidido a reaccionar. El momento clave llegó cuando el árbitro señaló un penalti por mano de Eric García tras revisarlo en el VAR. Mbappé tuvo la oportunidad de poner tierra de por medio, pero el guardameta polaco Szczęsny detuvo el lanzamiento con una intervención espectacular que mantuvo con vida al conjunto azulgrana.
El encuentro se volvió aún más intenso a medida que avanzaban los minutos. Bellingham llegó a marcar un tanto que hizo vibrar al Bernabéu, pero el árbitro lo anuló por fuera de juego previo de Brahim, en una acción que encendió los ánimos del público y de los jugadores blancos. Vinicius, sustituido en el tramo final, abandonó el campo visiblemente molesto y protagonizó una airada reacción que no pasó desapercibida.
En los últimos compases, el Barça intentó forzar el empate con centros al área y la entrada de Araujo como delantero improvisado, mientras el Madrid buscaba la contra definitiva. Mbappé, muy activo durante todo el encuentro, tuvo otras dos ocasiones claras, pero no logró superar al portero rival. El Bernabéu despidió en pie al francés, que se marchó ovacionado tras un partido en el que marcó, falló un penalti y vio cómo dos goles suyos eran anulados.
Fue un Clásico de alta tensión, con polémicas, enfados y un final vibrante que selló una nueva victoria blanca ante un Barça combativo pero sin premio que sigue marcando diferencia en los ya 262 partidos disputados entre ambos clubes.