Entre compradores previsores y rezagados de última hora, las ciudades europeas viven un intenso final de la campaña navideña.
Con la Navidad a la vuelta de la esquina, muchas grandes ciudades europeas registran un notable aumento de visitantes. Los tradicionales mercados navideños se llenan de multitudes que buscan su ración anual de vino caliente, raclette y bratwurst, mientras los compradores de última hora recorren las calles en busca del regalo perfecto.
Las tiendas físicas se benefician especialmente en los días previos a las fiestas. Los retrasos en las entregas, provocados por la elevada demanda del comercio electrónico, han llevado a muchos consumidores a volver a las compras presenciales.
Los cheques regalo, los juguetes, los libros y la moda figuran entre los productos más solicitados. En Austria, los minoristas se muestran moderadamente satisfechos y confían en cerrar la campaña con un ligero aumento de las ventas.
"Creo que ha sido una temporada navideña sólida teniendo en cuenta las circunstancias. No debemos olvidar de dónde venimos, tras un periodo especialmente difícil en los dos últimos años", afirmó Rainer Trefelik, presidente de la División de Comercio de la Cámara de Comercio austriaca. "Esperamos un ligero crecimiento. En este contexto, es un resultado positivo y estable, aunque no motivo de celebraciones eufóricas", añadió.
Un fenómeno similar se observa en Amberes, la ciudad flamenca de Bélgica conocida por su intensa actividad comercial. Aunque los comercios suelen cerrar los domingos, en diciembre abren todos los fines de semana para acoger a los visitantes. La afluencia fue tan elevada la semana pasada que la Policía tuvo que cerrar temporalmente varias calles para gestionar las aglomeraciones.
Más allá de la compra de regalos, la alimentación y la bebida desempeñan un papel central en las celebraciones navideñas. En Lille, en el norte de Francia, un mercado mayorista registró un notable incremento de la actividad durante la semana previa a las fiestas.
La Maison Ballester Sénéchal, el tercer mercado mayorista de Francia y proveedor clave de fruterías y restaurantes, comercializa cada año unas 200.000 toneladas de frutas y hortalizas. En los días previos a Navidad, su actividad aumentó en torno a un 25%.
A pesar de la fuerte demanda, el mercado sigue de cerca la evolución de los precios con el objetivo de mantenerlos competitivos. "Los clientes no disponen de un presupuesto ilimitado, por lo que debemos vigilar los precios", explica el frutero Alain Dupré.
Sin embargo, no todas las ciudades europeas muestran la misma dinámica. En Atenas, los comerciantes aseguran que el ritmo de compras es más lento este año, en un contexto de creciente preocupación económica entre los consumidores.
"La gente que el año pasado se sentía más cómoda, este año duda más y retrasa sus compras hasta el último momento", señala Labros Iriotis, propietario de una cafetería en la capital griega. "El mercado se mueve a un ritmo más lento que el año pasado. Entonces la situación fue algo mejor", añade.
Aunque Atenas sigue recibiendo a numerosos compradores de última hora, muchos ya aprovecharon los descuentos del Black Friday. Aun así, el ambiente festivo se mantiene intacto en la ciudad, con escaparates iluminados, música navideña y calles decoradas con luces de colores en la víspera de Nochebuena.