La inflación en el Reino Unido sube a su nivel más alto en cinco años. En agosto alcanzó un 2,9%, tres décimas más que el julio. A dicho incremento han contribuido la subida del precio de la ropa y la gasolina. El desencadenante, según los expertos, es la incertidumbre producida por el brexit, que Londres tiene previsto consumar en la primavera de 2019 y que ha llevado a una caída de la libra esterlina y, por consiguiente, al encarecimiento de las importaciones.
El Banco de Inglaterra se reúne este jueves para intentar poner remedio a la debilidad de la moneda británica y su impacto en los precios.