Desde inundaciones hasta apagones, la presión para construir infraestructura adecuada para el clima va en aumento. Los bancos de desarrollo intervienen para cerrar la brecha financiera, pero ¿pueden actuar lo suficientemente rápido?
Los bancos de desarrollo tienen un papel cada vez más importante a la hora de abordar las deficiencias de infraestructura mundial. Frente a la intensificación de los choques climáticos y la presión sobre los presupuestos públicos, instituciones como el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB) intervienen para financiar conjuntamente proyectos resilientes y sostenibles.
«Hemos financiado más de 60 mil millones de dólares en 40 países», explica Jin Liqun, presidente del AIIB, y destaca un enfoque en energía, transporte e infraestructura digital.
Los expertos afirman que el capital a largo plazo y las asociaciones intersectoriales son esenciales. «Hay que pasar de miles de millones a billones», enfatiza Tatiana Rosito, viceministra brasileña.
Ahora, el reto es alinear la inversión con la equidad, sobre todo en las regiones más vulnerables al cambio climático pero menos responsables de él.