Al tiempo que el dólar estadounidense bate récords en el mercado iraní, con el consecuente debilitamiento del rial, los expertos advierten sobre la aceleración de la dolarización de la economía local; pero, qué modelo seguirá, ¿el oficial, adoptado por Quito, o el informal, aceptado por Caracas?
Durante la jornada del domingo, el dólar estadounidense continuó su tendencia alcista ininterrumpida que comenzó hace 48 días, subiendo en Irán hasta los 4.800 tomanes (un tomán equivale a diez riales) desde el precio de cierre de la jornada del sábado hasta un máximo de 144.700 tomanes; una tasa sin precedentes que representa un salto del 76% en comparación con el año pasado.
Al mismo tiempo, cada euro también alcanzó un nuevo récord de 170.350 tomanes. Mientras que el viernes, el precio del oro alcanzó máximos históricos con cada gramo de 18 quilates negociándose hasta los 16 millones de tomanes (unos 3.852 euros).
¿Qué significa la dolarización de la economía?
La dolarización de la economía significa el uso generalizado del dólar estadounidense junto con la moneda nacional -o en lugar de ella- para ahorrar, fijar precios, contratar e incluso realizar intercambios cotidianos. Este fenómeno se produce cuando la moneda nacional de un país pierde sus funciones fundamentales y las personas, las empresas e incluso el Gobierno recurren al dólar para realizar transacciones, fijar precios y preservar el valor de sus ahorros y tenencias de efectivo.
De hecho, este fenómeno es una reacción defensiva ante la inestabilidad económica provocada por el desplome del valor de la moneda local y el aumento de los precios y las tasas de inflación. La dolarización de la economía suele producirse en cuatro etapas importantes:
1. Pérdida de confianza e inflación desenfrenada
La primera chispa de la dolarización es la inflación alta y crónica. Cuando el poder adquisitivo de la moneda local disminuye rápidamente, su retención por parte de las personas y las empresas se considera una pérdida neta. En este punto, la moneda nacional pierde su primera función, la de "almacenar valor". Cuando las personas pierden la confianza en las políticas monetarias de los bancos centrales y ven que el Gobierno es incapaz de controlar la inflación y que el poder adquisitivo de la moneda nacional disminuye constantemente, buscan refugio en dólares para preservar el valor de sus activos.
2. Dolarización de activos
En este punto, el dólar se convierte en un refugio seguro no solo para los grandes capitalistas, sino también para la población en general. La gente prefiere medir los ahorros a largo plazo, las dotaciones, los contratos de alquiler y las grandes transacciones (como la vivienda y los automóviles) con puntos de referencia en dólares. En este punto, el dólar reemplaza a la moneda nacional para medir el valor de los activos.
Es decir, a pesar del hecho de que los pagos son reales, la base para calcular el valor de los activos es el dólar, razón por la cual se ha formado la mentalidad del dólar en la sociedad.
3. Dolarización de los pagos
A medida que la inflación sigue aumentando y la economía se desestabiliza, el dólar entra gradualmente en el ciclo comercial diario. Los vendedores de bienes y servicios, debido a las fluctuaciones monetarias instantáneas, declaran los precios en dólares para evitar pérdidas en las operaciones.
En este momento, el dinero local está siendo marginado, incluso en las operaciones intradía. El fenómeno se ha producido en países como Venezuela, Líbano y Zimbabue; Estados en los que los precios están expresados en dólares incluso en sus supermercados. En este punto, los contratos se celebran en moneda extranjera y se fijan los alquileres y las tarifas de servicio en dólares.
4. Dolarización formal
En este punto, que puede ocurrir después de que se produzca una dolarización informal de las transacciones económicas entre personas y empresas, los Gobiernos eliminan oficialmente la moneda nacional y reconocen al dólar como la moneda legal del país para contener la inflación y restablecer la estabilidad económica. El inicio de esta fase significa que los gobiernos admiten la ineficacia de las políticas económicas y la pérdida del poder del banco central para influir en la economía.
Casos de dolarización oficial
La experiencia de la dolarización se ha producido en el mundo tanto de manera formal como informal. En estos países, la moneda nacional se elimina por completo y el dólar estadounidense se acepta como moneda legal para todas las transacciones, el pago de salarios e impuestos.
Panamá (1904)
Es el primer caso del que se tiene constancia. Desde 1904, es decir, tras el inicio de la construcción del Canal de Panamá, el país aceptó el dólar estadounidense como moneda oficial y, desde entonces, no ha emitido billetes oficiales de su país. Panamá solo acuña sus propias micromonedas con el nombre de Balboa, pero en la práctica todas las transacciones se realizan en dólares.
La razón principal de la dolarización de Panamá fue facilitar el comercio internacional, atraer capital extranjero y crear estabilidad económica en un país pequeño que depende de las importaciones y un canal de comercio internacional. Esta acción hizo que Panamá tuviera una inflación baja y una política monetaria independiente casi ineficaz, pero, en cambio, la economía se dotó de estabilidad y tranquilidad por parte de los inversores extranjeros.
Estados Federados de Micronesia (1986)
Ubicado en el Océano Pacífico, este archipiélago ha aceptado el dólar como moneda legal desde sus orígenes, debido a los estrechos lazos políticos y militares con Estados Unidos desde su independencia, en 1986. La razón principal de la dolarización fue la estabilidad económica y financiera, la simplificación de los intercambios internacionales y la facilidad de recepción de la ayuda financiera estadounidense.
Esta acción permitió a Micronesia tener una inflación baja y una relativa estabilidad económica, pero al igual que otros países, perdió su independencia en materia de política monetaria y la economía pasó a depender del dólar estadounidense.
Costa Rica (1990)
Costa Rica se decantó por el dólar en la década de 1990, no por la superinflación o el colapso económico, sino por su vínculo orgánico con la economía estadounidense a través del turismo y la inversión extranjera. En este país, en lugar de eliminar la moneda local, el colón, el Gobierno permitió que los dólares fluyeran libremente junto con la moneda nacional en todos los niveles de la sociedad; de modo que hoy las grandes transacciones, como la compra de automóviles, viviendas e incluso el pago de deudas y salarios, se realizan en el sector privado en dólares.
Si bien esta coexistencia ha atraído capital y facilitado el comercio, ha planteado al Banco Central de Costa Rica un gran desafío en relación con los préstamos en divisas, ya que una gran proporción de personas solicitan préstamos en dólares mientras sus ingresos están en la moneda nacional, y esto ha hecho que todo el sistema bancario sea muy vulnerable a las fluctuaciones repentinas de los tipos de cambio.
Ecuador (2000)
La experiencia de Ecuador en 2000 es el ejemplo más clásico de desapalancamiento para contener la superinflación. Tras un colapso del 75% del valor de la moneda nacional y una grave crisis bancaria, el Gobierno alcanzó una inflación del 100% en cuestión de meses al eliminar su moneda nacional, el sucre. Las tasas de interés reales también mejoraron.
Si bien esta medida restableció la estabilidad, desarmó al Gobierno ante la caída de los precios del petróleo, que constituía el principal ingreso del país, ya que ya no podía hacer que sus exportaciones fueran competitivas devaluando la moneda ni crear liquidez mediante la impresión de dinero. Esta experiencia demostró que la dolarización formal puede proporcionar estabilidad a corto plazo, pero limita la flexibilidad de las políticas económicas.
Timor Oriental (2000)
En 2000, tras la independencia de Indonesia, el país adoptó el dólar estadounidense como moneda oficial bajo los auspicios de las Naciones Unidas. El objetivo principal era evitar la inestabilidad monetaria en un país incipiente y débil que no tenía una infraestructura de banca central. Para Timor Oriental, el dólar desempeñó el papel de ancla para que su microeconomía no se viera afectada por las turbulencias políticas en la región y se ganara la confianza de los inversores extranjeros.
El Salvador (2001)
El Salvador lo hizo en 2001 con un objetivo diferente. El motivo principal del país no era contener la inflación, sino facilitar la llegada de miles de millones de dólares en remesas en moneda extranjera que sus ciudadanos enviaban desde Estados Unidos. Con la dolarización, se eliminaron los costos de conversión de moneda y se redujeron las tasas de interés. Sin embargo, en los últimos años, al adoptar el bitcoin junto con el dólar, El Salvador indicó que estaba buscando una forma de recuperar parte de la independencia monetaria que había sacrificado con la entrada del nuevo milenio.
Zimbabue (2009)
Zimbabue enterró oficialmente su moneda nacional en 2009, después de experimentar una inflación astronómica. Sin embargo, a diferencia de otros países, la dolarización en Zimbabue enfrentó grandes desafíos debido a la escasez física de billetes de un dólar y a la falta de disciplina fiscal del Gobierno. La dolarización hizo posible que las personas realizaran sus compras y ahorros diarios en monedas válidas y, al menos, se logró una estabilidad económica relativa.
Sin embargo, Zimbabue perdió el control de su política monetaria y la economía pasó a depender en gran medida del dólar estadounidense. Esta experiencia demostró que, salvo un cambio de unidad monetaria sin reformas políticas y estructurales, no puede erradicar por completo la escasez de productos básicos y las crisis bancarias, y puede que solo sea una solución de emergencia a la hiperinflación.
Casos de dolarización informal
En estos países el Gobierno no ha eliminado la moneda nacional, pero debido a la alta inflación o la inestabilidad económica, las personas y las empresas utilizan en la práctica dólares para fijar precios y realizar grandes transacciones:
Venezuela: A pesar de la oposición política del Gobierno, la economía se ha dolarizado de facto para evitar un colapso total de la economía.
Líbano: Debido al desplome del valor de la lira, la mayoría de los restaurantes y tiendas ahora indican los precios en dólares.
Argentina: Durante décadas, la gente ha estado convirtiendo sus activos en dólares y el mercado inmobiliario está denominado exclusivamente en dólares e incluso hay argumentos serios a favor de que el gobierno actual lo formalice.
Camboya: Más del 80% de los depósitos bancarios y las grandes transacciones del país se realizan en dólares, aunque la moneda nacional se utiliza como moneda nacional.
Turquía y Rusia: estos países han registrado altas tasas de dolarización de los depósitos; es decir, la gente prefiere mantener sus ahorros en moneda extranjera en lugar de en moneda nacional.
Irán: Los ahorros y una serie de tipos de interés, como la vivienda, los alquileres y los automóviles, se manejan en dólares, y algunas transacciones informales también se realizan en moneda extranjera.
El análisis de la experiencia mundial sugiere que la dolarización, ya sea formal o informalmente, es la batalla final entre la "credibilidad del Gobierno" y la "realidad del mercado". Para países como Panamá y Micronesia, este fenómeno ha sido una herramienta para crear vínculos con los mercados mundiales y lograr la estabilidad estructural, pero para países como Ecuador, Zimbabue y Venezuela, no era una opción, sino un arma de emergencia frente al colapso de la moneda local.
La dolarización informal también es la etapa más peligrosa, en la que la mentalidad del pueblo y la fijación de precios de los bienes están dolarizados, pero los ingresos permanecen en la moneda nacional, ya que profundiza la división de clases y deja a las clases inferiores de la sociedad indefensas frente a las fluctuaciones monetarias.
Si bien la dolarización oficial puede extinguir rápidamente las llamas de la superinflación e imponer una dura disciplina fiscal a los gobiernos, el costo es el desarme total del banco central contra los choques externos. Un país que acepta el dólar está, de hecho, cediendo su soberanía monetaria a la Reserva Federal de Estados Unidos, la Fed, lo que para los países con tensiones políticas internacionales, como Irán, puede crear riesgos de seguridad y dependencias críticas.