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'La habitación de al lado', un retrato de la vida, la muerte y la amistad firmado por Almodóvar

Tilda Swinton y Julianne Moore en 'La habitación de al lado', de Pedro Almodóvar
Tilda Swinton y Julianne Moore en 'La habitación de al lado', de Pedro Almodóvar Derechos de autor Venice Film Festival
Derechos de autor Venice Film Festival
Por Amber Louise Bryce
Publicado Ultima actualización
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Este artículo se publicó originalmente en inglés

El primer largometraje en lengua inglesa de Almodóvar es un poderoso retrato de la vida, la muerte y los lazos inquebrantables que nos ayudan a sortearlo todo. Al mismo tiempo, hay una sensación de autenticidad emocional que se pierde en la traducción.

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Amado por su diseño de producción de colores pop, su melodrama juguetón y su intrepidez para abordar tabúes, las películas de Pedro Almodóvar siempre se han sentido como mundos caprichosos llenos de vida y a la vez desequilibrados a través de diálogos abrasivos y extravagantes.

Su última película, 'La habitación de al lado', supone un cambio fascinante al abordar el tema de la muerte asistida con una sensibilidad audaz; el tono y la mirada tradicionales de Almodóvar siguen ahí, pero suavizados con profundidad.

Este cambio tiene sentido: es el primer largometraje en inglés del director español, tras los cortos 'Extraña forma de vida' (2023) y 'La voz humana' (2020). Se trataba, según ha declarado anteriormente, de una forma de "iniciar una nueva era" en el cine, pero el proyecto adecuado para semejante reto no lo encontró hasta las páginas centrales de la novela de Sigrid Núñez, 'Por dónde vas', centrada en las conversaciones entre una mujer y su amiga moribunda.

Pedro Almodóvar, Tilda Swinton y Julianne Moore en Venecia.
Pedro Almodóvar, Tilda Swinton y Julianne Moore en Venecia.Vianney Le Caer/Vianney Le Caer/Invision/AP

Primero conocemos a Ingrid (Julianne Moore), una escritora de autoficción que tiene miedo a la muerte e incluso está trabajando en un libro para afrontarlo. Ella descubre que su vieja amiga Martha (Tilda Swinton) se está muriendo de un cáncer terminal, lo que lleva a ambas a reencontrarse y Martha acaba preguntándole a Ingrid si se queda con ella en una casa alquilada, donde planea tomarse una pastilla para la eutanasia. "Estoy lista para irme", dice. "Incluso diría que estoy impaciente".

Al igual que una obra de teatro, en la que el tiempo y el espacio se reducen a un solo lugar, la película de Almodóvar alcanza su máxima expresión en el vínculo entre Ingrid y Martha, su relación y su percepción de la vida, que se desarrolla y evoluciona dentro de las paredes de unas casas adornadas con vivos verdes, rojos y fruteros con temática de plátanos.

Como dijo Julianne Moore en la rueda de prensa posterior al estreno de la película en el Festival de Venecia: "Muy pocas veces vemos una película sobre amistades femeninas, y especialmente amistades femeninas que sean mayores".

El tema de tomar autonomía sobre nuestra propia vida y muerte es lo más crucial. Aunque ya se ha tratado en otras películas, como 'La escafandra y la mariposa' de 2007, y 'Plan 75' de 2022, sigue siendo un tema muy tabú, no sólo la eutanasia (que actualmente sólo es legal en cuatro países europeos), sino los debates sobre la mortalidad en general; el mundo occidental es especialmente malo a la hora de enfrentarse a la muerte.

Una película al estilo Almodóvar

'La habitación de al lado' consigue sacar a la luz estos temas de forma impactante y conmovedora, sobre todo al llegar al segundo acto. Por ejemplo, en una conversación entre Martha y su exnovio, en la que ella le cuenta que está embarazada. ¿La respuesta de él? "Pensaba mudarme a San Francisco la semana que viene".

O cuando Ingrid empieza a discutir el hecho de que va a buscar un gimnasio en mitad de una conversación sobre la muerte, como si estuviéramos en un mundo en el que cada pensamiento sobre una acción potencial que se te pasa por la cabeza debes decirlo en voz alta.

Esto no es necesariamente inusual en el estilo de Almodóvar, para quien el discurso contundente y melodramático es una seña de identidad. También hay que tener en cuenta que es su primera traducción al inglés. Aún así, puede resultar chocante en un guión que trata temas tan delicados, perdiendo un sentido de autenticidad emocional.

Es de esperar que la fuerza de las dos interpretaciones principales y el espinoso tema (tratado sin restricciones) hagan que el punto anterior no sea un problema para muchos. Además, el mensaje central de la película sigue siendo claro: todos deberíamos tener autonomía sobre nuestra propia existencia.

Aunque la mayoría de nosotros no podamos permitirnos el lujo de elegir morir en una opulenta casa de cristal, con los labios pintados de rojo en tumbonas del color de Hockney, deberíamos tener la opción fundamental de determinar nuestra propia vida y muerte, especialmente en circunstancias en las que se nos priva de cualquier calidad de existencia.

Como se lamenta Martha, "hay muchas formas de vivir la vida dentro de una tragedia"; por suerte, 'La habitación de al lado' no es una de ellas.

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