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Un retrato de la serie "Ángeles de barro" de Raúl Belinchón
Un retrato de la serie "Ángeles de barro" de Raúl Belinchón Derechos de autor  Credit: Raúl Belinchón/SonyWorldPhotographyAwards2025
Derechos de autor Credit: Raúl Belinchón/SonyWorldPhotographyAwards2025
Derechos de autor Credit: Raúl Belinchón/SonyWorldPhotographyAwards2025

'Los Ángeles de Barro': Retratos de Raúl Belinchón de la solidaridad de España por la DANA

Por Theo Farrant
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Tras las fatales inundaciones que asolaron España en 2024, el fotógrafo Raúl Belinchón capturó impactantes retratos de voluntarios empapados de barro, una serie que posteriormente fue aclamada en los Sony World Photography Awards.

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Cuando las lluvias torrenciales arrasaron el este de España en 2024, desencadenaron una de las inundaciones más catastróficas que se recuerdan en la Comunidad Valenciana. Una de las zonas más afectadas fue la pequeña ciudad de Paiporta, donde barrios enteros quedaron sumergidos, viviendas inhabitables, comercios destruidos y calles convertidas en ríos de lodo espeso y sofocante.

Pero de la devastación surgió una respuesta extraordinaria. Los jóvenes, muchos de ellos todavía estudiantes, llegaron en masa para limpiar escombros, acarrear agua y consolar a desconocidos.

El fotógrafo Raúl Belinchón, que en un principio acudió a ayudar a un amigo cuya casa se había inundado, se vio incapaz de apartar la mirada. Conmovido por la determinación de los voluntarios, Belinchón instaló un telón de fondo blanco para documentar a estos héroes anónimos en retratos profundamente íntimos.

"Cada uno de estos voluntarios representa la solidaridad, la empatía, pero también la esperanza. Individualmente y colectivamente, mostraron con su extraordinario esfuerzo su compromiso por conseguir un mundo más benévolo, digno y amable", explica Belinchón a 'Euronews Culture'.

El proyecto resultante, titulado "Los ángeles de barro", ha recibido desde entonces el reconocimiento internacional, incluido un segundo premio en la categoría de retrato en los Sony World Photography Awards de este año.

'Euronews Cultura' habló con Belinchón sobre el poder de la fotografía y por qué, ante el inmenso fracaso político, fue una generación tachada de "frágil" la que dio un paso al frente y se ensució las manos.

Un retrato que forma parte de la serie 'Los ángeles de barro' de Raúl Belinchón
Un retrato que forma parte de la serie 'Los ángeles de barro' de Raúl Belinchón Credit: Raúl Belinchón / Sony World Photography Awards 2025

'Euronews Cultura': Usted ha descrito esas 72 horas en Paiporta como un descenso a los infiernos y a la vez como una revelación del lado más brillante de la humanidad. ¿Cuáles fueron algunos de los momentos emocionalmente más difíciles para usted durante esos días?

Raúl Belinchón: Los momentos más difíciles vinieron a medida que pasaban los días y tomaba conciencia de la magnitud de lo ocurrido, de la fuerza de la naturaleza y de sus consecuencias. Cuando te enteras de que familiares o amigos han sido afectados, no acabas de creerte lo que ha ocurrido.

Fui a ayudar a un amigo que me prestó su casa dañada en Paiporta, la llamada zona cero de la catástrofe. Los primeros días y semanas fueron un caos total, y utilicé la casa como base para trabajar. Estar entre tanta destrucción día tras día fue duro. Ver las caras de la gente, a los ancianos caminando por las calles llenas de barro, las colas para conseguir suministros y poder tomar una comida caliente, me afectó emocionalmente. Me recordaba a una zona de guerra.

¿Qué le llevó a instalar un telón de fondo blanco al pie del Puente de la Solidaridad?

Después de una intensa semana trabajando en la zona cero, acabé exhausto, llegando al final del día agotado física y psicológicamente, sin una idea clara de cómo enfocar el trabajo. Todo estaba destruido y cubierto de barro. Una gran mancha marrón de lodo lo invadía todo. Era sorprendente cómo la fuerza del agua había amontonado los coches en las calles. Había fotógrafos por todas partes, profesionales y curiosos que querían inmortalizar aquellas escenas dantescas como si fueran de una película distópica.

Sentí la necesidad de salir de allí, pero algo me llamó la atención: la forma en que grupos de jóvenes acudían en masa a la zona de la catástrofe, dispuestos a ayudar, a distribuir alimentos y suministros de primera necesidad. Esa oleada de jóvenes voluntarios que iban y venían de la ciudad y también de otras ciudades de España, e incluso estudiantes de otros países (Erasmus), fue lo que me hizo centrar mi atención y pensar que ahí estaba la historia que quería contar: la historia de la solidaridad y la esperanza. Necesitaba trabajar sobre un tema positivo en medio de tanta destrucción.

Luego vinieron el cómo y el dónde. Me encontraba en los alrededores del Puente de la Solidaridad, que conectaba la ciudad con los pueblos afectados; era como cruzar del infierno al paraíso. En ese momento, las imágenes de las noticias mostraban cómo el puente estaba lleno de voluntarios que iban y venían.

Era el punto de paso de la gente que caminaba, y me pareció el lugar donde debía trabajar. Tenía ese fondo blanco disponible porque suelo utilizarlo para fotografiar animales en adopción para el albergue de animales que gestiona el Ayuntamiento de Valencia, y supe desde el principio que debía montar ese fondo blanco para retratar a los voluntarios, justo después de su regreso, tras una intensa jornada de trabajo, en la que volvían agotados de quitar barro.

El telón de fondo blanco sirvió una vez más como lienzo de solidaridad, primero para los animales que necesitaban adopción y luego para los voluntarios que ayudaron a los más necesitados tras las inundaciones.

Ese fondo blanco también me sirvió para descontextualizar a los voluntarios del lugar y destacar, sin distracciones, sus rostros agotados, las peculiaridades de sus expresiones, el particular testimonio de sus miradas, las marcas y arrugas del barro en sus ropas, la piel agrietada de sus manos, su relación con las herramientas a las que se aferraban y que les habían acompañado durante largas horas de duro trabajo. Sin duda, en aquellos días me vino a la memoria las imágenes del "Oeste americano" de Avedon. Tenía el libro en casa y estaba mirando sus maravillosos retratos y cómo se realza la figura humana cuando se la fotografía sobre un fondo blanco y limpio.

Hay una dignidad silenciosa en cada retrato, una quietud. ¿Cómo trabajó con los voluntarios para crear ese tono? ¿Les dio instrucciones o les dejó que se presentaran como quisieran?

Coloqué el telón de fondo blanco en una pared cercana a una escuela de jazz, que también se vio afectada por el agua y el barro, a unos 50 metros de la zona de paso de los voluntarios y del Puente de la Solidaridad. Me acerqué a ellos y les hablé del proyecto que estaba realizando, y todos se mostraron muy colaboradores. A pocos metros de donde coloqué el telón de fondo, había una fuente, y allí encontré también a muchos voluntarios que se preparaban para lavar y quitar el barro.

Les pedí que se fotografiaran antes. Al fotografiarlos, no di instrucciones; tal vez pedí a algunos que salieran con sus herramientas de trabajo o los fotografié en grupo. El tono tranquilo tiene más que ver con el acierto de fotografiarles en ese momento de volver a casa tras una intensa jornada, donde el cansancio, el agotamiento y la carga psicológica se reflejaban en sus rostros.

Un retrato de la serie 'Los ángeles de barro' de Raúl Belinchón
Un retrato de la serie 'Los ángeles de barro' de Raúl Belinchón Credit: Raúl Belinchón / Sony World Photography Awards 2025

La mayoría de los voluntarios eran jóvenes, estudiantes, como usted ha mencionado. ¿Qué le mostró su generación sobre el valor y la responsabilidad que quizás otros habían olvidado?

Ellos, con sus acciones, rindieron homenaje a su propia humanidad. Destrozaron el estigma de una "generación de cristal", supuestamente frágil e indiferente, y quise rendirles homenaje con mis fotografías. Cada uno de estos voluntarios representa la solidaridad, la empatía, pero también la esperanza. Individual y colectivamente demostraron, con su extraordinario esfuerzo, su compromiso por conseguir un mundo más benévolo, digno y amable.

¿Vio una transformación en los voluntarios, desde que llegaron por la mañana hasta que volvieron a cruzar el puente por la tarde?

Llegaron a primera hora de la mañana, limpios, enérgicos, delicadamente jóvenes y desaparecieron con la luz del día, como fantasmas de ángeles cubiertos de barro, con el cuerpo tembloroso por el esfuerzo físico y el alma consumida por la extenuación emocional. Cruzaron una larga pasarela que unía la zona cero con el núcleo urbano de Valencia, del caos al orden, del infierno al paraíso.

'Los Ángeles de barro' de Raúl Belinchón
'Los Ángeles de barro' de Raúl Belinchón Credit: Raúl Belinchón / Sony World Photography Awards 2025
'Los Ángeles de barro' de Raúl Belinchón
'Los Ángeles de barro' de Raúl Belinchón Credit: Raúl Belinchón / Sony World Photography Awards 2025

Usted menciona la "injusticia e ineptitud de los políticos". ¿Considera este proyecto como un acto de protesta o de documentación contra el fracaso institucional?

El fracaso empieza por la falta de prevención, porque gran parte de la catástrofe y de la pérdida de vidas humanas se podía haber evitado; esa es una labor de gestión que no llevaron a cabo las instituciones y los políticos. Me hubiera gustado ver esa acción preventiva antes que la respuesta altruista de los voluntarios, que es lo que abordo con este proyecto. Mi trabajo representa la cara más amable de la tragedia.

Si la fotografía es una forma de contar historias, ¿qué tipo de historia cree que cuenta 'Mud Angels' que las palabras por sí solas no podrían contar?

'Mud Angels' se centra en los rostros y las personas que mostraron solidaridad y no se quedaron en casa, sino que fueron a ofrecer ayuda a los más necesitados. Es una historia de héroes anónimos que, con su esfuerzo, llegaron en los primeros días, cuando muchos de los afectados se sentían abandonados.

'Los Ángeles de barro' de Raúl Belinchón
'Los Ángeles de barro' de Raúl Belinchón Credit: Raúl Belinchón / Sony World Photography Awards 2025

¿Qué espera que se lleven los espectadores de 'The Mud Angels'? ¿Es simplemente un registro de lo sucedido, o es también una llamada a la acción?

'The Mud Angels' habla de esperanza y solidaridad, de ver algo positivo cuando el desastre y la destrucción lo invaden todo. Se trata de seguir creyendo en la humanidad y en un mundo más benévolo y amable en el que la gente siga siendo capaz de ofrecerse ayuda sin recibir nada a cambio. Quiero que el espectador reflexione y se haga preguntas al ver estas fotografías; para mí, eso es la acción.

¿Cómo han respondido los voluntarios a sus retratos? ¿Cuáles han sido sus reacciones?

Muy positivas. Uno de mis compromisos con ellos era entregarles sus retratos por haber colaborado en el proyecto. Se sienten agradecidos por formar parte de él y son conscientes de la importancia de visibilizar el trabajo que hicieron como voluntarios.

¿Qué sintió al recibir el reconocimiento de los Sony World Photography Awards?

El año anterior había sido finalista, así que recibí la noticia del premio con mucha ilusión porque vuelven a reconocer mi trabajo fotográfico, y me hace especial ilusión que se pueda compartir este proyecto por el trabajo y esfuerzo que realizaron los voluntarios en medio de una catástrofe natural.

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