Toñi García, superviviente en Benetússer, perdió a su única hija y a su marido. Reclama verdad, perdón y justicia: "No murieron por la lluvia, murieron por una gestión negligente", asegura en una entrevista con 'Euronews'.
Hace un año, el 29 de octubre de 2024, una DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) golpeó con una fuerza devastadora el Levante peninsular. En pocas horas, torrentes de agua y barro anegaron barrios enteros en la provincia de Valencia, Castellón, Alicante, Murcia y parte de Andalucía oriental. 229 personas perdieron la vida, según los datos oficiales consolidados meses después, lo que convirtió el episodio en la catástrofe climática más mortífera en España en más de medio siglo.
En el municipio valenciano de Benetússer, el agua se tragó las calles en minutos. Allí vive Toñi García, funcionaria de la Generalitat valenciana, que aquella noche perdió a su marido y a su única hija, Sara, de 24 años. "No hemos podido hacer duelo. No ha habido perdón, ni verdad. Solo cuando llegue la justicia podremos descansar", dice entre lágrimas.
El infierno del 29-O
El 29 de octubre no llovía todavía en Benetússer. "El cielo estaba gris, pero no caía agua. Nadie nos avisó de nada", recuerda Toñi. A las 18:30, su hija se asomó al balcón, inquieta: "¿Mamá, Benetússer se puede inundar?". "Le dije que no, que si pasaba algo nos alertarían", respondió. Pero la alerta no llegó.
A las 19:15, una lengua de agua marrón irrumpió en la calle. "Pensamos que era una tubería rota. Mi marido bajó a sacar el coche del garaje; mi hija lo siguió. Y ya no los volví a ver". El agua subió más de dos metros en cuestión de minutos. "Escuchábamos gritos, golpes, los coches arrastrados, las paredes cayendo. Era un infierno. Pensábamos que el edificio se venía abajo".
Tres días después, buceadores de la Unidad Militar de Emergencias (UME) encontraron a su marido y a su hija juntos. "No pudieron salir del garaje. Estaban abrazados", relata Toñi muy emocionada.
La DANA del 29-O afectó de lleno al área metropolitana de Valencia y a varios municipios del Horta Sud, pero también dejó víctimas en Castellón, Alicante, Murcia, Almería y zonas interiores de Cuenca y Teruel. Más de 40.000 personas resultaron damnificadas, cientos de viviendas quedaron inhabitables y miles de vehículos fueron arrastrados por las riadas.
Los expertos coinciden en que el fenómeno fue agravado por la falta de previsión y coordinación institucional. En muchas localidades, las alertas de emergencia se emitieron con más de una hora de retraso, cuando las inundaciones ya eran incontrolables.
"No murieron por la lluvia, murieron por la gestión"
Toñi García lo tiene claro: "Aquí no llovía. Murieron por una gestión irresponsable. Ignoraron las alertas científicas porque venía un puente festivo y no querían alarmar al turismo", afirma.
Las víctimas apuntan directamente a la Generalitat valenciana, gobernada por el Partido Popular y el presidente Carlos Mazón, por negligencia en la gestión de emergencias. "La consellera de Justicia y Emergencias reconoció ante la jueza que no conocía la ley de Emergencias. ¿Cómo puede ser responsable de salvar vidas alguien que no sabe cuál es su protocolo?", se pregunta Toñi.
Las asociaciones de afectados denuncian que no ha habido reconocimiento oficial de los fallecidos ni actos de reparación simbólica. "Se han dado ayudas por casas y coches, pero no por las personas. Si lo hicieran, asumirían su culpa", lamenta.
El duelo que no llega
Hoy, 12 meses después, Toñi sigue viviendo en el mismo piso. "Era nuestro hogar. Aquí me siento cerca de ellos", explica. Pero cada alerta meteorológica reabre la herida: "Cuando oímos la lluvia en el tejado, estamos nerviosos. Estamos descolocados y frustrados. Y es el miedo que nos ha quedado a toda la sociedad en general". Según un nuevo informe, más del 30% de los niños afectados por la DANA aún siente medio a las lluvias y tormentas.
En los días posteriores a la catástrofe, la ayuda psicológica fue casi inexistente. "Solo tuve diez minutos con una psicóloga cuando encontraron el cuerpo de mi marido", recuerda Toñi. Cada gota es un disparo al alma para las víctimas que aún no han podido acabar con su duelo.
"Había tantos fallecidos que no daba abasto". Durante meses, las víctimas tuvieron que recurrir a atención privada para poder sobrellevar el trauma. "Hasta enero no recibimos atención psiquiátrica ni psicológica continuada. La falta de recursos fue total", lamenta. No fue hasta la intervención del Gobierno central cuando se crearon unidades específicas de salud mental para afectados por la DANA, gestionadas en coordinación con el Colegio Oficial de Psicólogos.
"Ahora sí estamos bien atendidas, pero en octubre, noviembre y diciembre estábamos completamente solas", dice. Este mismo miércoles 29 de octubre, marcando el aniversario de las arrasadoras lluvias, las víctimas podrán acudir a un funeral de Estado. Sin embargo, piden más, exigen que se implementen medidas para que algo así no vuelva a ocurrir. Quieren un plan de prevención eficaz y una disculpa pública del Gobierno regional. "No pedimos dinero. Pedimos dignidad. Queremos verdad, perdón y justicia".
Las asociaciones de víctimas han logrado que la Justicia investigue a varios cargos de la Generalitat por presunta negligencia en la gestión de la emergencia. El procedimiento judicial, aun en fase de instrucción, avanza con el testimonio de decenas de afectados que denuncian retrasos en las alertas, falta de coordinación entre administraciones y ausencia de evacuaciones preventivas.
La ausencia del perdón
En su lucha por el reconocimiento, Toñi y otros familiares de las víctimas viajaron a Bruselas, donde fueron recibidos por responsables de varias direcciones generales de la Comisión Europea, entre ellas la propia presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen. "Allí sí nos escucharon", afirma. "No daban crédito a que una persona con 229 muertos sobre sus espaldas siguiera en el cargo", nos cuenta Toñi.
Las víctimas encontraron en las instituciones europeas una sensibilidad que, dicen, les falta en su propio Gobierno autonómico. "En Bruselas nos trataron con respeto, se interesaron por nuestra situación y nos aseguraron que el dinero europeo destinado a la reconstrucción será fiscalizado para garantizar transparencia". Para Toñi, ese encuentro marcó un antes y un después: "El reconocimiento que no tuvimos en España lo encontramos allí".
Eso sí, Toñi destaca la atención recibida tanto por parte de la delegada del Gobierno en Valencia, Pilar Bernabé, como por parte del Gobierno central, especialmente de la entonces secretaria de Estado de Medio Ambiente, Sara Aagesen, actual ministra de Transición Ecológica, quien viajó a la Comunidad Valenciana tras la catástrofe. "Nos presentó un plan y nos explicó en qué consistiría antes de hacerlo público", recuerda Toñi.
"Tuvo la cortesía de reunirse con nosotras, escucharnos y hacernos partícipes de las medidas de reconstrucción". Según Toñi, ese gesto marcó una diferencia fundamental: "Nos sentimos informadas y tomadas en cuenta, algo que nunca ha hecho la Generalitat".
Mientras tanto, Mazón, actual presidente de la Generalitat no ha pedido perdón ni se ha reunido con las víctimas, algo que Toñi califica de "vergonzoso e inhumano". "Él sabe que no lo quiere el pueblo. Arrastra 229 muertos sobre sus espaldas. No puede mirar a la gente a la cara", afirma con contundencia.
Lecciones que aún no se aprenden
Un año después, el miedo sigue latente en la Comunidad Valenciana. La DANA de septiembre de 2025 volvió a poner a prueba los protocolos. Esta vez, las autoridades no querían correr ningún riesgo y se emitieron las alertas con antelación, se suspendieron clases y se redujo la movilidad. "Y no hubo ni un solo fallecido. Eso demuestra que cuando se actúa con responsabilidad, se salvan vidas", subraya Toñi.
Para ella, el recuerdo de su hija y su marido se ha convertido en una misión: evitar que vuelva a repetirse una tragedia como la del 29-O. "No queremos venganza. Queremos memoria y verdad. Solo cuando haya justicia podremos despedirlos como merecen".