A los pies de las montañas de Tian Shan, el nuevo Museo de Arte de Almaty combina arte, arquitectura y paisaje. Con obras de Jaume Plensa, Yinka Shonibare y Almagul Menlibayeva, el museo aspira a ser un faro cultural en Asia Central.
La esperada apertura del Museo de Arte de Almaty marca un nuevo capítulo en la vida cultural de Kazajistán y de toda Asia Central. Fundado por el empresario y filántropo Nurlan Smagulov, el museo alberga más de 700 obras procedentes de Kazajistán y de otros países de la región, junto con piezas de reconocidos artistas internacionales.
Con su variedad de medios, géneros y perspectivas, la institución aspira a convertirse en un centro de referencia del arte contemporáneo en Asia Central. El museo, situado a los pies de las montañas de Tian Shan, es en sí mismo una obra de arte.
Diseñado por el estudio británico Chapman Taylor y construido en solo tres años, el complejo de 10.060 metros cuadrados cuenta con dos alas entrelazadas: una revestida de piedra caliza del Jura y otra de aluminio, un diálogo arquitectónico entre el paisaje montañoso y el entorno urbano de Almaty.
La arquitectura como arte
El arte comienza antes de cruzar la puerta. En el exterior, grandes instalaciones reciben al visitante y anticipan la experiencia inmersiva que aguarda en el interior.
La obra 'NADES' (2023), del artista, escultor y diseñador español Jaume Plensa, es un retrato de 12 metros de altura de una joven con los ojos cerrados y una trenza tradicional kazaja. La pieza ofrece un instante de serenidad en medio del incesante ritmo urbano de la ciudad.
La escultura 'Wind Sculpture (TG) II' (2022), del artista británico-nigeriano Yinka Shonibare, rinde homenaje a las tradiciones de Asia Central, donde los pañuelos poseen un profundo significado cultural. La pieza representa un pañuelo de aluminio agitado por el viento, pintado con vivos motivos inspirados en los tejidos Ankara. Con ella, Shonibare invita a reflexionar sobre las identidades culturales superpuestas y los legados coloniales que atraviesan su obra.
La obra 'Pre-Position' (2023), de la artista berlinesa Alicja Kwade, se inspira en el valle de Torysh, en Kazajistán, conocido por sus surrealistas formaciones rocosas esféricas. La instalación combina esferas de piedra y estructuras de acero para evocar sistemas celestes y antiguas herramientas astronómicas: una meditación sobre el tiempo, la gravedad y la conexión universal.
'Qonaqtar': Huéspedes de la Estepa
El Museo de Arte de Almaty abrió sus puertas con dos exposiciones inaugurales. La primera, titulada 'Qonaqtar' — "Huéspedes" en kazajo—, está dedicada a artistas de la década de 1960. La muestra comienza con obras que retratan la vida nómada, los rituales cotidianos, la gastronomía y las celebraciones tradicionales.
Entre las piezas más destacadas figuran 'Baursaks' (1993), de Bahtiar Tabiyev, que muestra a una mujer friendo masa tradicional, y 'Fiesta de pastores' (1965), de Aisha Galimbayeva, una escena vibrante de comunidad y costumbre.
A medida que el visitante avanza por la sala, la exposición adquiere una dimensión más introspectiva, yuxtaponiendo el peso de las restricciones soviéticas con la riqueza del patrimonio artístico de Asia Central.
En el centro de la muestra destaca la fotografía de Salikhitdin Aytbayev, 'En tierra virgen. Hora de comer' (década de 1960), que retrata la campaña de las Tierras Vírgenes (1954–1965): una ambiciosa iniciativa soviética para cultivar las vastas estepas y aumentar la producción de grano. La obra captura tanto el entusiasmo por el trabajo y la modernización como las profundas transformaciones sociales provocadas por la emigración masiva hacia la región.
"Si Aisha Galimbayeva es mi punto de partida, ésta es mi ancla", explica Inga Lāce, conservadora jefa del museo. "Habla del momento en que se produce la migración y cambia por completo la composición de la población del país. Y eso también abre otras historias sobre lo que ocurre en la estepa, sobre la tierra".
A través de pinturas, obras gráficas, esculturas y prácticas contemporáneas, la exposición amplía su mirada hacia temas como la migración laboral, la identidad, el desplazamiento y la pertenencia.
'Lo entiendo todo': retrospectiva de Almagul Menlibayeva
El museo también presenta 'I Understand Everything' ('Lo entiendo todo'), la primera retrospectiva dedicada a Almagul Menlibayeva, artista multidisciplinar cuya obra abarca la pintura, el textil, la 'performance', la fotografía, el cine y los nuevos medios.
Reconocida por entrelazar mitos euroasiáticos, símbolos chamánicos y realidades postsoviéticas, Menlibayeva ha desarrollado lo que ella describe como una "cosmología personal y política", que explora la identidad, la memoria y la resistencia cultural.
Sus obras se han exhibido internacionalmente, desde la Bienal de Venecia hasta importantes museos de Europa, Asia y Estados Unidos.
"Estamos muy felices de contar, por fin, con un espacio donde realmente podemos pensar", afirma Menlibayeva. "Este museo se siente como un templo del arte, y los artistas tenemos mucho que compartir. Este año he expuesto en Hong Kong, Taiwán y Bangkok, y en todas partes percibo una gran curiosidad por Kazajistán y por Asia Central. Tenemos la capacidad de mirar el mundo a través de una lente postsocialista. Somos multidimensionales".
Comisariada por Gridthiya Gaweewong, directora artística del Centro de Arte Jim Thompson de Bangkok, la exposición se articula en dos capítulos.
El primero, que se presenta de septiembre de 2025 a enero de 2026, revisita la estepa kazaja, el mar de Aral y la zona de pruebas nucleares de Semipalatinsk, y culmina con la instalación multicanal 'Kurchatov 22', titulada así en referencia a la ciudad secreta de Kazajistán que albergó el programa de armas nucleares de la URSS.
El segundo capítulo, que se inaugurará en febrero de 2026, abordará los terrenos geopolíticos de Kazajistán y los lugares de la memoria, con obras que exploran los campos de trabajo de la era de Stalin y la agencia de las mujeres a lo largo de la Ruta de la Seda.
Perspectivas internacionales
Además de sus colecciones kazajas y centroasiáticas, el museo dedica varias salas a artistas internacionales de renombre, reforzando su vocación como espacio de diálogo global.
'Junction' (2011), del escultor estadounidense Richard Serra, fue la última obra a gran escala trasladada con su aprobación antes de su fallecimiento. La instalación envuelve al espectador en un conjunto de imponentes formas curvas de acero que transforman por completo la percepción del espacio. Dentro de su extenso laberinto metálico, cada paso resuena con un eco profundo, amplificando la sensación de peso, materia y presión física.
En la sala dedicada al artista alemán Anselm Kiefer, el aire se impregna del olor a carbón. Su instalación 'Questi scritti, quando verranno bruciati, daranno finalmente un po' di luce' (2020–2021), cuyo título procede de los escritos del filósofo italiano Andrea Emo, combina óleo sobre lienzo, libros quemados y alambre metálico para evocar un poderoso diálogo entre destrucción y renovación.
En otras salas, el museo exhibe obras icónicas del arte contemporáneo: la 'Infinity Mirror Room – LOVE IS CALLING' (2013), de Yayoi Kusama, un entorno inmersivo de luz, color y poesía, y 'Stations' (1994), de Bill Viola, una instalación de vídeo de tono meditativo sobre la transformación, inspirada parcialmente en la filosofía sufí.
Mirando hacia el futuro, el museo planea rotar su colección y organizar nuevas exposiciones individuales, en colaboración con comisarios e instituciones internacionales. Con talleres, programas educativos y un laboratorio de conservación en desarrollo, aspira a consolidarse como un dinámico centro de arte y diálogo en Asia Central.