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'El ahora infinito': La Galería Saatchi de Londres celebra 40 años de experimentación contemporánea

La Galería Saatchi celebra cuatro décadas de arte contemporáneo innovador con 'The Long Now'.
La Galería Saatchi celebra cuatro décadas de arte contemporáneo innovador con 'The Long Now'. Derechos de autor  Credit: Saatchi Gallery/MattChungPhoto
Derechos de autor Credit: Saatchi Gallery/MattChungPhoto
Por Theo Farrant
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Desde un monumental cuadro de Jenny Saville hasta la icónica instalación al óleo con espejos de Richard Wilson, la muestra es una celebración del legado, la experimentación y el futuro del arte.

40 años después de que Charles Saatchi abriera por primera vez sus puertas en una fábrica de pintura en desuso del norte de Londres, la Galería Saatchi sigue siendo un referente del arte contemporáneo, un espacio donde confluyen lo nuevo, lo atrevido y lo francamente inesperado.

Su última exposición, 'The Long Now' (El ahora infinito), es tanto una celebración de ese legado como una declaración de intenciones para el futuro. Distribuida en nueve enormes salas de paredes blancas, cuidadosamente comisariadas, repartidas en dos plantas, 'The Long Now' es una impresionante mezcla de lo físico y lo digital, y de artistas tanto consagrados como emergentes.

Comisariada por la antigua directora Philippa Adams, repasa la historia de riesgo de la galería, desde los YBA (Young British Artists_)_ de los años 90 hasta los innovadores multimedia de hoy.

'Passage'
'Passage' Credit: Theo Farrant/'Euronews Culture'

Un legado reimaginado

Para quienes hayan seguido la evolución de la Galería Saatchi -desde sus inicios en Boundary Road en 1985 hasta su impresionante sede del Duke of York's HQ en Chelsea-, esta exposición es a la vez una retrospectiva y una provocación.

Encontrará la monumental 'Passage' (2004) de Jenny Saville, un poderoso estudio del cuerpo humano. Por otra parte, el'YARD' de Allan Kaprow, un caótico patio de recreo de neumáticos de coche apilados, invita a los visitantes a trepar, moverse y perderse en él. Justo encima cuelga 'Golden Lotus (Inverted)', de Conrad Shawcross, un coche Lotus de época transformado en escultura giratoria con música disco a todo volumen.

'YARD'
'YARD' Credit: Saatchi Gallery/MattChungPhoto

'20:50'
'20:50' Credit: Saatchi Gallery/MattChungPhoto

Y luego está '20:50', de Richard Wilson, quizá la instalación más icónica de la historia de Saatchi: una gran sala llena hasta la cintura de aceite de motor reciclado. La superficie es cristalina y refleja la arquitectura que la rodea. La luz de los ventanales refleja el cielo sobre la superficie negra. El olor a aceite llega antes que la vista. Es alucinante, meditativo y un poco inquietante. Presentada por primera vez en 1987, la obra se siente más relevante que nunca en medio de las ansiedades climáticas de nuestro tiempo.

Nuevas voces, nuevos medios

Junto a gigantes del mundo del arte como Damien Hirst, Olafur Eliasson y Jenny Saville, la exposición presenta nuevas voces de artistas que aún se están haciendo un hueco en la escena.

Los lienzos abstractos a gran escala del pintor colombiano Alejandro Ospina rebosan color y formas. Fusiona pinceladas de maestros modernistas como Miró y Kandinsky con las imágenes de Internet y los inocentes garabatos de sus dos hijos pequeños. El resultado es una alegre combinación de tradición y modernidad.

"En estos cuadros hay dibujos de artistas como Gorky, Miró y Kandinsky. Están superpuestos a los garabatos de mis hijos. Las pinceladas de los maestros se convierten en los gestos más grandes, mientras que los dibujos de los niños añaden esta hermosa espontaneidad", dijo Ospina a 'Euronews Culture'. Es la segunda vez que expone en la Saatchi, y admite que el espacio le sigue impresionando: "Me encanta este lugar: la luz, el espacio, la atención al detalle. ¿Y que mi obra aparezca en el cartel de abajo? La verdad es que estoy muy contento".

Alejandro Ospinal fotografiado en la exposición
Alejandro Ospinal fotografiado en la exposición Credit: Theo Farrant/'Euronews Culture'

En la planta superior se encuentra 'Ecliptic', de Frankie Boyle, una instalación de tres minutos que simula el paso de un día -del amanecer al atardecer- mediante un sistema de LED diseñado por ella misma.

"Nací con un trastorno del habla y el lenguaje, así que empecé mi vida sin hablar", explica Boyle a 'Euronews Culture'. "Toda mi forma de comunicarme era visual. Eso me hizo estar muy en sintonía con la forma en que la gente se mueve y se siente en el entorno, y con el hecho de que la luz es en sí misma una especie de lenguaje que va más allá de las palabras".

Aunque aparentemente simple en su forma, Ecliptic utiliza tubos LED de doble cara para emitir luz en dos direcciones, creando sutiles transiciones y tonalidades por capas. "Al superponer diferentes colores,puedo pasar del amanecer al atardecer, del día a la noche, en un flujo continuo", explica. Para Boyle, debutar en la Galería Saatchi es un hito en su carrera. "Es un espacio emblemático, pero también abierto a todas las edades y tipos de investigación artística. Me encanta esa accesibilidad".

Obra lumínica de Frankie Boyle titulada 'Ecliptic'.
Obra lumínica de Frankie Boyle titulada 'Ecliptic'. Credit: Saatchi Gallery/MattChungPhoto

Vista de la instalación
Vista de la instalación Credit: Saatchi Gallery/MattChungPhoto

En una sala situada justo debajo de 'Ecliptic', de Boyle, se puede explorar el mundo distópico de 'Deemona', de Chino Moya. Esta instalación multipantalla imagina un futuro lugar de trabajo diseñado y dirigido íntegramente por la IA: un entorno "posthumano" donde las conciencias artificiales intentan recrear la humanidad.

"'Deemona' es mi intento de imaginar cómo sería una sociedad humana ideal, diseñada por una red de conciencias artificiales", explica Moya a 'Euronews Culture'. "Está ambientada en un futuro lejano, después de que los humanos hayan desaparecido, cuando un colectivo de redes neuronales decide recrear el mundo de los humanos... pero para mejorarlo, según lo que ellos piensan que debería ser una sociedad perfecta".

La instalación combina pantallas de televisión y obras escultóricas dispersas, creando un mundo que parece a medio camino entre una oficina corporativa y un mausoleo. "En este proyecto han trabajado unas 30 o 40 personas", explica Moya. "Además de artista, soy director de cine, así que traje un equipo de producción completo de mi empresa, Black Dog, que forma parte del grupo de empresas de Ridley Scott. Fue esencialmente un rodaje cinematográfico a gran escala".

"Una plataforma para que los artistas desafíen las convenciones"

Al final, 'The Long Now' no parece tanto un programa de grandes éxitos como una conversación entre décadas, entre lo físico y lo digital, el pasado y el futuro. Es un recordatorio de que la mayor contribución de la Galería Saatchi a la cultura no ha sido sólo descubrir nuevos artistas, sino crear un espacio en el que se fomenta y celebra la experimentación.

En palabras de Philippa Adams: "En el fondo, 'The Long Now' reafirma el papel de la Galería como plataforma para que los artistas desafíen las convenciones y den forma a conversaciones que se extienden más allá de sus muros".

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