Predecir cuándo y dónde pueden ocurrir es actualmente muy difícil, lo que deja a las comunidades locales vulnerables a este fenómeno poco estudiado.
Un equipo de científicos noruegos está desarrollando una herramienta para predecir los flujos de nieve acumulada, un problema importante pero poco estudiado. Estas masas de nieve, agua y barro en movimiento son mucho más impredecibles que las avalanchas, ya que se desplazan con mayor rapidez y energía, de forma similar al agua tras una inundación o un tsunami.
Dichos flujos, conocidos como 'slush flows', se producen con regularidad en Noruega, sobre todo en el extremo norte del condado de Finnmark. Ya se han documentado 55 incidentes, varios de ellos mortales. Pero es probable que se trate de una subestimación, ya que faltan muchos datos sobre estos peligros mortales.
No existen herramientas eficaces para predecir cuándo y dónde pueden producirse, lo que deja a las autoridades poco margen de reacción. El proyecto IMPETUS, financiado por la Unión Europea, pretende cambiar esta situación estudiando los factores que aumentan la probabilidad de que se produzcan estos flujos para ayudar a prevenir muertes.
¿Qué es un 'slush flow'?
Un flujo de nieve acumulada puede recorrer largas distancias a gran velocidad, y la forma en que se inicia es diferente a la de una avalancha.
Mientras que una avalancha requiere una pendiente pronunciada de entre 30 y 45 grados, los flujos de aguanieve comienzan en las pendientes inferiores a 30 grados, donde el agua puede acumularse en la nieve. Una vez saturada, la masa comienza a desplazarse, adquiriendo rápidamente velocidad.
"El flujo de aguanieve tiene mucha más masa y por ello se obtiene una velocidad realmente alta", explica Trond Jøran Nilsen, experto en planificación de avalanchas de Finnmark. "Así que la velocidad y la masa hacen que tenga mucha energía y, por lo tanto, el daño potencial es mucho mayor. Además, como fluye como el agua, puede ir por un terreno llano".
¿Por qué son peligrosas las corrientes de nieve derretida?
En el peor de los casos, las personas pueden toparse con la trayectoria mortal de una corriente de aguanieve. Pero incluso sin daños personales resultan ser increíblemente destructivas.
Si una corriente de estas características llega a un lago, éste puede desbordarse. Al desplazarse por el paisaje, acumulan barro y escombros por el camino, dañando carreteras y pueblos a su paso.
El cierre de las carreteras tras una avalancha de lodo puede suponer un desvío de entre cuatro y nueve horas, con graves consecuencias para los trabajadores, el acceso a los hospitales y la economía. En el caso de Noruega, algunas comunidades pueden quedar completamente aisladas.
"Finnmark es un condado muy grande: tiene casi 48.000 kilómetros cuadrados y uunos 4.200 kilómetros de carreteras. Las carreteras de este condado son como el salvavidas de la gente, porque es casi la única forma de desplazarse. Por eso es tan importante el trabajo que hacen las autoridades para mantenerlas abiertas", afirma Nilsen.
Añade que, aunque existen varias herramientas para prever y evaluar los riesgos de avalancha, hay pocas para las corrientes de aguanieve porque se sabe poco sobre cómo se producen. Saber cuándo y dónde puede producirse un alud podría, por ejemplo, ayudar a las autoridades viarias a minimizar los trastornos.
¿Pueden los científicos predecir cuándo se producirán los flujos de aguanieve?
En la Universidad de Tromsø, los científicos están trabajando en una herramienta digital para cartografiar las zonas con riesgo de flujos de aguanieve. Christopher D'Ambiose es el director de la investigación y ya había ayudado a desarrollar un modelo de avalanchas en Austria. Ahora está ajustando su modelo para predecir los flujos de aguanieve en Noruega.
"Samos algunas de las condiciones necesarias para que se produzcan, pero eso no lo dice todo. ¿Cómo podemos preverlo mejor? ¿Cómo podemos saber cuándo hay saturación de agua? ¿Cuándo es peligroso y cuándo no?". Estas son las preguntas que D'Ambiose quiere responder.
El científico afirma que profundizar en los datos sobre las condiciones meteorológicas ayudará a determinar qué hace que una corriente de aguanieve sea más probable. "Con suerte podremos acotar cuáles de esas condiciones iniciales importan y qué señales o datos debemos atender". Esto les permitiría decidir cuándo una situación es peligrosa y cuándo no, algo muy difícil con lo que se sabe hasta ahora.
La creación de un conjunto de datos sobre flujos de aguanieve
La mayor parte de Noruega tiene un clima marítimo, lo que puede hacer que se acumule más nieve a lo largo de una temporada. Esto se conoce como manto de nieve. Aunque pueden ocurrir en cualquier lugar donde haya un manto de nieve estacional, los flujos de aguanieve son más comunes en Noruega y Escandinavia que en otras partes de Europa, como los Alpes.
El sol de medianoche en el Ártico mantiene constante la radiación solar, permitiendo que el agua se acumule en la nieve. La última glaciación también arrancó la mayor parte de la capa superficial del suelo de las montañas noruegas, dejando solo una fina capa. Como el agua no puede penetrar en el lecho rocoso, se acumula.
Estos períodos de (relativo) calor y lluvia contribuyen a que el agua se acumule en la nieve. Para evaluar los riesgos de la nieve humedecida, se están realizando pruebas sobre el terreno para medir el contenido de agua de la nieve.
En el marco del proyecto IMPETUS, las autoridades del condado de Finnmark colaboran con la UIT (Universidad Ártica de Noruega) en estas evaluaciones sobre el terreno. Los equipos observan y documentan las trayectorias del flujo de aguanieve, cargan los datos en la base de datos nacional y actualizan la información sobre las posibles zonas de desprendimiento.
"Es una parte importante de la investigación, porque se esperan inviernos más cálidos y húmedos en el Ártico", explica D'Ambiose. "Así que esperamos que se produzcan más nevadas húmedas de este tipo. Y el peligro de la nieve húmeda podría derivar en más avalanchas o también en flujos de aguanieve".
Estas pruebas sobre el terreno, cruciales para determinar la estabilidad de un manto de nieve, se están utilizando para validar el modelo de simulación del riesgo de avalanchas de nieve granizada que está creando D'Ambiose. Si tiene éxito, este modelo podría ayudar a proteger vidas e infraestructuras en Escandinavia y otras regiones con un manto de nieve persistente.