Un nuevo estudio revela que el ganado vacuno que se alimenta con pasto produce más emisiones que la alimentación mediante alternativas industriales.
Puede que la hierba sea más verde para el ganado alimentado en el campo en lugar de en cebaderos, pero las emisiones de carbono no lo son. Un estudio publicado el lunes en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' concluye que, incluso en las hipótesis más optimistas, la carne de vacuno alimentado con pasto no produce menos emisiones de carbono que la carne de vacuno industrial.
La conclusión pone en entredicho la frecuente promoción de la carne de vacuno alimentado con pasto como opción más respetuosa con el medio ambiente. No obstante, algunos científicos afirman que la carne de vacuno alimentado con hierba se impone en otros factores, como el bienestar animal o la contaminación ambiental local, lo que complica la elección a los consumidores concienciados.
¿Se está engañando al consumidor sobre la carne de vacuno?
"Creo que hay una gran parte de la población que realmente desea que sus decisiones de compra reflejen sus valores", afirma Gidon Eshel, profesor de investigación en Física Medioambiental del Bard College y uno de los autores del estudio. "Pero están siendo engañados, esencialmente, por una información errónea".
En lo que respecta a los alimentos, la carne de vacuno es, con diferencia, la que más emisiones provoca en el cambio climático y una de las que más recursos y tierras consume. Sin embargo, se prevé que la demanda de carne de vacuno aumente en todo el mundo.
Deforestación de tierras para la explotación ganadera
Y sopesar cuidadosamente los beneficios de la carne de vacuno alimentado con pasto es importante porque, en la mayor parte del mundo donde la producción de carne de vacuno está creciendo, como en Sudamérica, se está deforestando tierras que de otro modo almacenarían carbono, dijo Richard Waite, del Instituto de Recursos Mundiales.
Los expertos afirman que la conclusión de este estudio tiene sentido porque es menos eficiente producir ganado alimentado con pasto que sus homólogos industriales. Los animales alimentados en el campo crecen más despacio y no crecen tanto, por lo que se necesita más ganado para producir la misma cantidad de carne.
¿Favorece el ganado alimentado con pasto el almacenamiento de carbono?
Los investigadores utilizaron un modelo numérico de las emisiones producidas a lo largo del proceso de cría de vacuno y luego simularon muchos rebaños de ganado industrial y alimentado con pasto. Compararon las diferencias en la cantidad de alimentos que consumirían, la cantidad de metano y dióxido de carbono que emitirían y la cantidad de carne que producirían.
Esas diferencias reflejan escenarios de la vida real; el ganado de un árido Nuevo México y el de un exuberante Michigan septentrional tienen entradas y salidas diferentes. Eshel y su equipo también analizaron estudios anteriores que examinaban en qué medida el pastoreo de ganado favorecía el almacenamiento de carbono, pero descubrieron que incluso en los mejores escenarios, la cantidad de carbono que los pastos podían secuestrar no compensaba las emisiones del ganado.
El impacto ambiental de comer carne de vacuno
Randy Jackson, profesor de Ecología de Pastizales de la Universidad de Wisconsin-Madison que no participó en el estudio, dijo que había hallado resultados similares en su propia investigación, según la cual la carne de vacuno alimentado con pasto tiene mayores emisiones suponiendo la misma demanda. De hecho, el equipo de Eshel citó su trabajo.
Pero le preocupa que el estudio se centre demasiado en minimizar las emisiones "sin preocuparse por los impactos ambientales más allá de la carga de GEI a la atmósfera", como la biodiversidad y la calidad del suelo y el agua, escribió en un correo electrónico. La American Grassfed Association, asociación sin ánimo de lucro que agrupa a los productores de ganado alimentado con pasto, no se pronunció inmediatamente sobre el estudio.
No convirtamos la carne de vacuno en un hábito
Jennifer Schmitt, que estudia la sostenibilidad de las cadenas de suministro agrícola de EE.UU. en la Universidad de Minnesota y tampoco participó en el estudio, cree que éste "nos ayuda a acercarnos un poco más a la respuesta a la pregunta de cuánta carne de vacuno deberíamos tener en el horizonte frente a las proteínas vegetales".
Según Schmitt, si se redujera la cantidad de carne de vacuno lo suficiente y los ganaderos pudieran dedicar más tierras de cultivo a otros alimentos de consumo humano, los beneficios medioambientales localizados del ganado alimentado con pasto podrían compensar el hecho de que conlleva mayores emisiones.
Sin embargo, sería más difícil convencer a Eshel. En su opinión, el cambio climático es "el segundo de los problemas mundiales", y como tal debe ser prioritario. "Me cuesta imaginar una situación en la que sea realmente sensato y beneficioso para el medio ambiente criar carne de vacuno", afirma Eshel. Para los consumidores que realmente quieran ser conscientes del medio ambiente, añadió, "no hagan de la carne de vacuno un hábito".