Un proyecto británico ha cartografiado por primera vez ecosistemas mesofóticos en Chipre, situados entre 50 y 200 metros de profundidad. Estos hábitats albergan corales, esponjas y más de 200 especies, pero muestran ya la huella humana con basura marina.
Hasta ahora, estas profundidades estaban prácticamente sin cartografiar. A través del proyecto MESOPHOS, financiado por el Gobierno británico, el Laboratorio de Investigación Marina y Medioambiental (MER) llevó a cabo la primera exploración de lo que se conoce como ecosistemas mesofóticos en Akrotiri y Dhekelia, dos zonas del Territorio Británico de Ultramar en la isla de Chipre.
Estos ecosistemas se sitúan entre 50 y 200 metros por debajo de la superficie, donde penetra luz suficiente para que sobrevivan organismos dependientes de la luz, pero donde es demasiado tenue para que se produzca la fotosíntesis más típica. El término mesofótico significa literalmente "luz intermedia".
Albergan comunidades de vida únicas que pueden servir de posibles refugios para especies procedentes de arrecifes de coral degradados en aguas menos profundas. Como estos ecosistemas están más allá de los límites del submarinismo, el equipo inspeccionó más de 32 lugares con vehículos teledirigidos, revelando vastas zonas de esponjas, corales, anémonas y otros organismos que crean hábitats que sustentan una vida marina diversa.
Se registraron más de 200 especies, entre ellas varias de las que no se tenía constancia en Chipre. Destacan los corales frágiles y de crecimiento lento, como las gorgonias (Callogorgia verticillata), los corales hidroides (Lytocarpia myriophyllum), los corales blandos y las plumas de mar, muchos de los cuales están amenazados o protegidos.
Huella humana clara incluso en las profundidades
Estos hábitats mesofóticos actúan como refugios de biodiversidad, contribuyendo indirectamente a la pesca sostenible al reforzar la resistencia de los recursos marinos.
Pero, a pesar de la profundidad de la zona estudiada, la huella de la actividad humana era evidente. El equipo encontró basura marina, como latas de refrescos y aparejos de pesca perdidos, conocidos como 'aparejos fantasma'. También observaron indicios de pesca de arrastre de fondo, especies invasoras y muerte de corales probablemente relacionada con el calentamiento de los océanos.
"La presencia de impactos humanos a estas profundidades es especialmente preocupante porque hábitats como los lechos de maerl, los terrenos de esponjas y los corales son de crecimiento extremadamente lento y muy vulnerables", explica a 'Euronews Green' Christina Michail, bióloga y bióloga marina del laboratorio MER.
"Nuestros estudios revelaron claras marcas de artes de arrastre de fondo, junto a zonas donde la sedimentación y las perturbaciones habían reducido tanto la abundancia como la diversidad de la vida marina". Michail añade que los hallazgos del equipo muestran cómo incluso los hábitats profundos o menos accesibles no son inmunes a las presiones humanas.
Los expertos piden que se protejan urgentemente los hábitats
Al confirmar MESOPHOS la presencia de estos ecosistemas sensibles y poner de relieve las presiones a las que ya se enfrentan, los expertos afirman que se necesitan medidas urgentes de protección.
"Recomendamos la protección inmediata de los hábitats sensibles, como los lechos de maerl y los arrecifes de coralígeno, frente a las actividades pesqueras destructivas, en particular la pesca de arrastre de fondo", explica Michail.
"Esto debe ir de la mano de la cartografía de la extensión espacial de estos hábitats críticos para orientar una gestión eficaz, mientras que el seguimiento sistemático a largo plazo será esencial para evaluar los progresos y adaptar las medidas cuando sea necesario".
Michail añade que estos hallazgos también deberían orientar futuras investigaciones, fomentando estudios similares en todo Chipre para construir una imagen más completa de estos ecosistemas y de lo vulnerables que son.