Dos semanas, este es el plazo que Bruselas ha dado a Londres para desbloquear las negociaciones sobre el “brexit”.
Al término de la sexta ronda de trabajo, el negociador europeo ha dejado claro que todavía quedan demasiadas preguntas sin respuesta. “Tenemos el deber de dar garantías, sobretodo jurídicas, allí donde el “brexit” crea incertidumbre e inquietudes”, ha dicho Michel Barnier en rueda de prensa.
Londres tiene prisa: quiere que los jefes de Estado y de Gobierno aprueben el paso a la segunda fase de las negociaciones en la cumbre de diciembre. Pero antes habrá que dar respuesta a tres cuestiones cruciales: los derechos de los ciudadanos, la factura a pagar por Londres y la frontera irlandesa.
A este respecto, los negociadores están tratando de evitar que surja una frontera “dura” entre Irlanda e Irlanda del Norte. Se habla de permitir que la provincia británica permanezca dentro de la Unión Aduanera. Pero el negociador británico, David Davis, ha querido dejar claro que “esto no puede implicar que como consecuencia se cree una frontera dentro de Reino Unido”.
Ambas partes van a tener que trabajar duro y el tiempo apremia, especialmente para Londres que desea pasar a la segunda etapa para poder negociar la cuestión del comercio y de las relaciones futuras.