La medida aprobada en el Parlamento Europeo supone todo un reto para el sector automovilístico y los distintos Gobiernos de la Unión.
El Parlamento Europeo vota a favor de prohibir la venta de nuevos coches de gasolina y diesel para 2035. Aunque se trata de un objetivo ambicioso, presiona desde ya a la industria para que invierta en investigación y acelere el proceso de cambio.
El coste actual de un vehículo eléctrico es demasiado caro para la mayoría de los consumidores, aunque los expertos creen que el precio irá bajando a medida que los Gobiernos y la industria inviertan en ellos.
"De momento, un coche eléctrico sigue siendo una propuesta cara para un consumidor", confirma el experto en automóviles Conor Faughnan. "Pero tal y como están los combustibles actualmente, los atractivos son muy evidentes".
Faughnan recuerda a su vez cómo "no obstante, hace falta un esfuerzo estatal, quizás paneuropeo, para subvencionar esencialmente el desarrollo de los vehículos eléctricos. Si se vendieran actualmente en el mercado abierto a su coste real, no serían viables. Pero eso puede cambiar rápidamente. Y una vez nos vayamos involucrando, con la cantidad que se está invirtiendo en estas tecnologías, el cambio en las líneas de producción, y con toda la industria automotriz europea pivotando lejos de los motores de combustión y yendo hacia los motores eléctricos, estos se volverán más baratos para el consumidor".
Cuestiones por resolver
La normativa sólo afectará a los coches nuevos, y es probable que los motores de combustión, sobre todo en el caso de los vehículos comerciales, sigan viéndose más allá de 2035.
También hay que tener en cuenta la cuestión de las redes de recarga. Es decir, que sean fácilmente accesibles para el público y por supuesto acordes a una conducción de larga distancia.
Por otra parte, existen dudas sobre la naturaleza ecológica de las baterías de los coches, aunque sí que hay consenso en el hecho de que pasar a los vehículos eléctricos es, con mucho, la mejor solución para el medio ambiente.
"Sabemos que la forma más sucia de mover un coche es extrayendo combustible fósil, quemándolo y emitiendo CO2 por el tubo de escape", confirma Faughnan. "Así que los vehículos eléctricos son claramente mucho mejores que eso. Después surgen otras cuestiones, y hay problemas que no se van a resolver, como la congestión del tráfico urbano".
Faughnan añade cómo también hay que saber "de dónde vamos a obtener nuestra electricidad, y si esta la obtendremos del petróleo ruso o del saudí. Se podría argumentar que no hemos avanzado mucho. Por otro lado, si podemos obtener nuestra electricidad de forma sostenible, entonces se vislumbra un nuevo escenario. El escenario de una movilidad personal potencialmente libre de emisiones. Y eso es un sueño maravilloso".
El asunto se traslada ahora a los distintos Gobiernos de la Unión y es probable que los poderosos grupos de presión del sector del automóvil intenten diluir la legislación. Por lo pronto el ministro de Transportes de Alemania ha mostrado su oposición a este proyecto, mientras que gigantes del sector como Volkswagen afirman que el objetivo es alcanzable.