Macron alegó, al descartar nombrar primera ministra a la candidata propuesta por la izquierda, Lucie Castets, que un Gobierno de ese bloque "sería inmediatamente censurado por el resto de grupos" de la Asamblea Nacional. Este lunes, Macron se reúne con expresidentes y un ex primeros ministros.
El bloqueo continúa en Francia. Tras haber rechazado nombrar a una primera ministra de la coalición de izquierda Nuevo Frente Popular (NFP), el presidente francés, Emmanuel Macron, intenta que sus contactos con las formaciones políticas, que considera capaces de actuar "por el interés superior del país" den algún fruto.
Para sus críticos Macron extralimita sus funciones que consisten en nombrar primer ministro, no en garantizar ni negociar la duración o estabilidad del Gobierno resultante. La labor de formación de un Gobierno en Francia siempre ha sido responsabilidad del primer ministro.
Macron abre las puertas del Elíseo este lunes a los expresidentes François Hollande y Nicolas Sarkozy, además de al ex primer ministro Bernard Cazeneuve y al conservador Xavier Bertrand.
Movilización de la izquierda el 7 de septiembre
Macron alegó, al descartar nombrar primera ministra a la candidata propuesta por los grupos que integran el Nuevo Frente Popular, Lucie Castets, que un Gobierno de ese bloque "sería inmediatamente censurado por el resto de grupos" de la Asamblea Nacional y que, en nombre de la "estabilidad" del país, no tomaría ese camino.
Esa decisión indignó a la izquierda, que tilda de antidemocrática la postura de Macron por arrogarse la potestad de decidir quién puede o no ocupar el Gobierno, a pesar de que ellos fueron la opción electoral más votada en la Asamblea Nacional.
Además, en paralelo, la prensa francesa filtró que Macron no planeaba incluir en la nueva ronda de conversaciones ni a la ultraderecha de Marine Le Pen, ni a sus socios, ni tampoco a Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, a pesar de estar de estar incluida en el Nuevo Frente Popular.
En ese escenario, la coalición de izquierdas optó por anunciar que no participaría en ninguna nueva ronda de consultas con el presidente y anunció que prepara movilizaciones populares a partir del 7 de septiembre, impulsadas por LFI.
"Ante la gravedad excepcional de la situación, llamamos a una respuesta firme de la sociedad francesa", señaló esa formación en un comunicado. También los ecologistas y los comunistas han apoyado las iniciativas para protestar en la calle, pero no así el Partido Socialista, que es la cuarta pata de esta coalición.
Además de esa reserva, en el seno del grupo liderado por Olivier Faure han aparecido voces de disenso que llaman a mantener las conversaciones con Macron, a pesar del rechazo del resto de socios del Nuevo Frente Popular.
Pero hasta la fecha, a pesar incluso de las tensiones internas que sufrió el NFP en el proceso hasta encontrar en Castets una candidata de consenso, el primer secretario socialista siempre se ha negado a valorar la ruptura con la alianza que permitió la victoria de la izquierda en julio pasado, cuando un triunfo de la ultraderecha en Francia era reiteradamente anunciado.