El presidente francés, Emmanuel Macron, nombró este jueves a Michel Barnier como nuevo primer ministro del país. Pero, ¿podrá 'Monsieur Brexit' resolver el estancamiento político de Francia?
PUBLICIDADTras siete semanas de espera, Michel Barnier, negociador de la UE para el Brexit y veterano del tradicional partido de derechas Los Republicanos (LR), ha sido nombrado nuevo primer ministro de Francia.
Barnier se enfrenta ahora a la complicada tarea de formar Gobierno y sobrevivir a una moción de censura en el Parlamento, dividido en tres bloques desde que Macron convocara elecciones parlamentarias anticipadas en julio.
Aunque en los últimos días circularon otros posibles nombres de candidatos, al elegir a la figura conservadora, Macron quería asegurarse de que el partido de extrema derecha Agrupación Nacional (RN) no iba a votar inmediatamente en contra de un Gobierno liderado por Barnier.
La Agrupación Nacional cuenta con 126 diputados (sin contar los 16 de la facción de derecha rebelde de Eric Ciotti, que recientemente se alió con Le Pen), lo que la convierte en la tercera fuerza política del Parlamento.
El bando presidencial centrista cuenta con 166 diputados y la coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP), con 193. La mayoría absoluta es de 289 escaños.
Dado que el NFP ya afirmó que votaría en contra de cualquier primer ministro que no perteneciera a sus filas, Macron tenía que encontrar a una persona que pudiera apaciguar a la extrema derecha.
"La elección de Barnier es el resultado de un cálculo político que tiene en cuenta la elección de la Agrupación Nacional: Barnier es un candidato de compromiso", explica Philippe Moreau-Chevrolet, profesor de Comunicación Política en la Universidad Sciences-Po.
"Es alguien que conviene a la extrema derecha y que podría llegar a compromisos con la izquierda, porque es un experto negociador", dijo Moreau-Chevrolet en una entrevista con 'Euronews'.
Cuando se anunció el nombre de Barnier, la líder de la Agrupación Nacional, Marine Le Pen, dijo que su partido esperaría a examinar primero su programa. "Michel Barnier parece cumplir al menos el primer criterio que pedíamos, es decir, alguien respetuoso con las diferentes fuerzas políticas y capaz de dirigirse a la Agrupación Nacional", dijo en una entrevista republicada en X, antiguo Twitter.
Pero esto deja a algunos expertos y diputados dentro del bando presidencial preguntándose por qué el partido de Macron insistió en bloquear el ascenso de la ultraderecha uniéndose con otros partidos durante las elecciones parlamentarias para acabar abriendo la puerta al mismo partido que vilipendiaron durante meses.
"Durante semanas, apelaron al frente republicano y luego acabaron pactando con la Agrupación Nacional. Es un poco negar la democracia", bromea Virginie Martin, politóloga y profesora de la escuela de negocios KEDGE.
Un primer ministro poco dispuesto a dar bandazos
Además de la posibilidad de sobrevivir a un voto de confianza en el Parlamento, el perfil de Barnier no se considera una amenaza en el bando presidencial. Es improbable que Barnier derogue las reformas clave de Macron, como el controvertido plan de pensiones, o revierta la ley de asilo-inmigración, como la coalición de izquierdas afirmó que haría si era nominado.
"Barnier permite la continuidad de las políticas de derechas de Macron. Obviamente, también da a Macron el poder de imponer a sus elegidos para los futuros ministros", dijo Moreau-Chevrolet.
"La elección da mucho poder al bando presidencial y al partido conservador de derechas Los Republicanos (LR). Son los principales ganadores en este asunto", afirmó Virginie Martin.
Barnier, de 73 años, es el primer ministro de mayor edad de la historia política moderna de Francia. Su edad significa que no rivalizará con quienes, dentro del bando de Macron, se preparan para las próximas elecciones presidenciales de 2027.
PUBLICIDADUn perfil tranquilizador para Bruselas
Dos veces comisario de la UE y arquitecto de los acuerdos del Brexit, Barnier conoce como nadie la maquinaria de Bruselas.
"Su gran sentido del compromiso y su experiencia, especialmente en el ámbito financiero, le convierten en un primer ministro tranquilizador a ojos de las instituciones de la UE y de los Estados miembros", afirma Thierry Chopin, asesor especial del Instituto Jacques Delors y profesor visitante del Colegio de Europa.
Si el Gobierno de Barnier supera la votación de confianza, tendrá que ponerse manos a la obra. En primer lugar, Francia debe presentar a la UE sus propuestas de recorte del gasto público antes del 20 de septiembre, aunque ese plazo puede prorrogarse hasta octubre.
Para cumplir las normas de la UE, Francia tendría que hacer recortes de al menos 30.000 millones de euros en 2025. Entonces, el 1 de octubre debe presentarse al Parlamento un proyecto de presupuesto nacional para 2025, en un momento en que las finanzas públicas del país atraviesan graves dificultades.
PUBLICIDAD"Barnier procede de la derecha conservadora, que insiste en la necesidad de recortar el gasto público y reequilibrar el presupuesto del país. Su perfil podría tranquilizar a los socios alemanes y de Países Bajos, que suelen seguir de cerca las cuestiones presupuestarias dentro del bloque comunitario", señala Chopin.