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¿Extraños, ultras o independientes? Estos son los más extravagantes del Parlamento Europeo

El eurodiputado Maximilian Krah en el pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo, este de Francia, jueves 18 de julio de 2024
El eurodiputado Maximilian Krah en el pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo, este de Francia, jueves 18 de julio de 2024 Derechos de autor AP Photo
Derechos de autor AP Photo
Por Romane ArmangauGerardo Fortuna
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Este artículo se publicó originalmente en inglés

Algunos rompieron, a otros les echaron, y otros simplemente prefieren ir por libre. 'Euronews' examina cómo han llegado a serlo los 32 eurodiputados no integrados en grupos parlamentarios de la UE.

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En Estrasburgo se respira un ambiente de "vuelta al cole", ya que los eurodiputados regresan al trabajo tras las vacaciones de verano: pero para algunos el regreso ha sido en solitario.

Son 32 los eurodiputados no inscritos, los que no pertenecen a ningún grupo político, y deben ocupar sus escaños en la parte trasera del hemiciclo, ya sea por elección propia o por otros motivos.

Una cierta forma de ostracismo político

Ser un lobo solitario tiene sus ventajas: los independientes pueden participar o votar sin preocuparse de cálculos más amplios, e incluso disponen de una secretaría específica de apoyo administrativo.

Pero la libertad tiene un precio: sus enmiendas, su tiempo de uso de la palabra y su representación en las estructuras administrativas del Parlamento son limitados, al igual que su visibilidad. 'Euronews' analiza la situación de los eurodiputados no inscritos.

Los raros

El Parlamento Europeo tiene su buena ración de grupos políticos de todas tendencias extremas o no, donde incluso la izquierda radical, comunistas y hasta los nacionalistas de extrema derecha encuentran su propio foro impulsados por una representación popular mayor o menor; pero algunos eurodiputados son aún más extravagantes.

Grzegorz Braun tuvo algunos encontronazos con la justicia polaca durante su mandato en el Parlamento de Varsovia. Fue tristemente célebre por utilizar un extintor para apagar las velas que celebraban la fiesta judía de Hanukkah, y por retirar un árbol de Navidad de un edificio público porque tenía banderas europeas y adornos LGBTQI+.

Es uno de los tres eurodiputados no inscritos del Partido de la Confederación polaco.

Más al sur, en Eslovaquia, el eurodiputado Milan Mazurek también es conocido por sus arrebatos antisemitas, y ha sido condenado por declaraciones contra los gitanos.

El eurodiputado alemán Maximilian Krah, que en su día formó parte del grupo derechista Identidad y Democracia, está ahora solo en el Parlamento Europeo, tras ser denunciado por hacer comentarios que parecían simpatizar con la unidad paramilitar nazi SS.

Diana Sosoaca, eurodiputada rumana, hizo una entrada espectacular en su primera sesión plenaria. Mientras su colega Valérie Hayer, de Renovar Europa, expresaba su apoyo al derecho al aborto, Sosoaca agitaba un retrato de la Virgen María al grito de "¡En Dios confiamos!" y "¡Estáis matando gente!".

“No estaba buscando un grupo, ellos me buscaban a mí, y me pusieron condiciones... quieren ser políticamente correctos”, dijo a 'Euronews', sugiriendo que preferiría ser independiente que suavizar sus fuertes opiniones sobre temas como los derechos LGBTIQ.

Sosoaca, anteriormente sancionada por Kiev por solicitar la anexión de territorios del sur de Ucrania, ahora se presenta como más que improbable candidata a las elecciones presidenciales rumanas del 24 de noviembre.

Los payasos de la clase

¿Quién dice que el Parlamento Europeo tiene que ser aburrido? Desde luego, no Fidias, el youtuber de 24 años convertido en eurodiputado con 2,6 millones de seguidores. Comparte su actividad desde el hemiciclo en la red X: discursos, explicaciones sobre cómo funciona el Parlamento y análisis críticos de sus beneficios como eurodiputado.

Incluso deja que sus seguidores opinen, preguntándoles si debería votar para dar a Ursula von der Leyen un segundo mandato (obtuvo un rotundo no) o unirse a un grupo político (también otro no).

"Parece que el sistema no está realmente diseñado para políticos independientes. A menudo se pasa por alto a los eurodiputados no inscritos", explica Minchón Rodicio.

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Además de los influyentes en las redes, el Parlamento cuenta con cómicos profesionales, entre ellos dos eurodiputados del satírico El Partido, de Alemania: Sibylle Berg y Martin Sonneborn.

Sonneborn, fundador del partido de protesta, fue elegido por primera vez en 2014 prometió reconstruir el Muro de Berlín y limitar los precios de la cerveza y los kebabs.

Demasiado guay para el colegio

A veces, los eurodiputados se escinden tras ver el sistema desde dentro: entre ellos, muchos partidos de izquierda radical descontentos con las opiniones de su grupo en temas como la migración, cambio climático o política exterior.

En 2014, el Partido Comunista de Grecia dio un portazo al grupo de izquierdas en el que se había integrado durante 20 años; desde la República Checa, el Partido Comunista de Bohemia y Moravia hizo un movimiento similar en julio.

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Mientras tanto, algunos recién llegados no parecen convencidos de lo que pueden ofrecer los partidos políticos existentes. Lukas Sieper, eurodiputado del Partido del Progreso alemán, aboga por juzgar cada ley por sus propios méritos, sin ideologías ni prejuicios: "Lo ideal sería que nos uniéramos a un grupo del Parlamento Europeo que compartiera este pragmatismo. Sin embargo, los grupos actuales tienen todos una base ideológica", declaró a 'Euronews'.

El checo Ondrej Dostál comparte esta opinión: "Ante la disyuntiva de convertirme en no adscrito o traicionar la confianza de mis votantes, opté por lo primero", declaró a Euronews. "Me encuentro en una posición similar a la de los miembros de la oposición, como los Patriotas, que están en el 'cordón sanitario'", dijo Dostál, refiriéndose al sistema por el que los eurodiputados de extrema derecha están bloqueados en puestos clave como las presidencias de comisión. "Este planteamiento de los grupos mayoritarios me parece totalmente antidemocrático".

Los que quieren y los que no quieren

En otros casos, la condición de outsider de los eurodiputados puede ser sólo temporal.

La llegada de Alvise Pérez, del grupo español Se acabó la fiesta, llamó la atención a quienes no lo conocían por sus opiniones ultraderechistas o postura antivacunas, con la que obtuvo notoriedad durante la pandemia de Covid-19.

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Tras negociar con varios grupos, Alvise anunció en julio que se había unido al grupo parlamentario Conservadores y Reformistas Europeos, pero esto ni se ha confirmado ni se ha hecho oficial; un retraso que, según dijo una fuente del partido a 'Euronews', se debe a las preocupaciones planteadas por Giorgia Meloni, la primera ministra italiana que encabeza el grupo.

Un grupo de izquierda en ciernes

Por otro lado, los disidentes del partido Die Linke, junto con los seis eurodiputados de la Alianza Sahra Wagenknecht, pretenden formar una coalición con el partido eslovaco Dirección-Socialdemocracia -que ya fue expulsado del grupo socialista-, los comunistas checos y el independiente Ondrej Dostál, para crear un grupo de izquierda. Sin embargo, se enfrentan a una ardua batalla con las normas internas del europarlamento: un grupo parlamentario requiere al menos 25 eurodiputados de siete Estados miembros diferentes para ser reconocido oficialmente.

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