La fiebre aftosa es una enfermedad vírica muy contagiosa que afecta principalmente al ganado vacuno, aunque también puede infectar al porcino, ovino y caprino. El virus se conserva en la saliva, la orina, las heces y la leche.
Los controles de camiones en la frontera checo-eslovaca continúan por tercera semana consecutiva ante el temor de que la fiebre aftosa se extienda por todo el país. El ministro checo de Agricultura, Marek Výborný, declaró que las restricciones podrían levantarse 30 días después de sacrificar el último animal de granja infectado de fiebre aftosa en Eslovaquia.
"El riesgo más importante se debe a la transmisión a través de objetos humanos contaminados", afirmó Jiri Cerny, profesor asociado de la Universidad Checa de Ciencias de la Vida de Praga. "Eso significa en neumáticos y coches, en las suelas de los zapatos, a través de alimentos contaminados", añadió.
Eslovaquia declaró el estado de emergencia a finales de marzo para librar al país de la fiebre aftosa tras descubrirse tres casos en distintas granjas. El lunes, el Gobierno eslovaco informó de que también había reintroducido controles fronterizos temporales con Hungría y Austria en respuesta a la escalada del brote.
La medida, que entró en vigor el martes, se mantendrá hasta el 8 de mayo, según el ministro del Interior, Matúš Šutaj Eštok. "Aunque no se ha confirmado la presencia de fiebre aftosa en Austria, la medida es necesaria debido a la proximidad de las zonas afectadas", declaró.
La fiebre aftosa, enfermedad vírica muy contagiosa del ganado, afecta principalmente a los bovinos, pero también puede infectar a porcinos, ovinos y caprinos. El virus se conserva en la saliva, la orina, las heces y la leche. Se transmite por contacto con animales enfermos, a través del aire y en las superficies de personas, herramientas o vehículos. Pero el riesgo de transmisión al ser humano es muy bajo o insignificante.