El primer ministro francés, François Bayrou, se enfrentó el miércoles por la tarde a una audiencia parlamentaria de alto nivel, en la que testificó bajo juramento sobre lo que sabía o no sabía en relación con décadas de presuntos abusos en una escuela católica del suroeste de Francia.
El primer ministro francés, François Bayrou, negó con vehemencia haber participado en el encubrimiento de décadas de presuntos abusos en una escuela católica del suroeste de Francia, afirmando ante una comisión parlamentaria que nunca había sido informado de irregularidades.
La comisión está examinando si Bayrou, que fue ministro de Educación de Francia de 1993 a 1997 y ocupó varios cargos locales en la zona, tenía conocimiento previo de las denuncias de abusos generalizados.
Desde febrero de 2024 se han presentado más de 200 denuncias por presuntos actos de violencia y violaciones cometidos por sacerdotes y personal de la escuela entre las décadas de 1970 y 1990. Bajo juramento, Bayrou rechazó las acusaciones y afirmó que nunca fue alertado de los abusos y acusó a sus oponentes de utilizar el asunto para obtener beneficios políticos. Sostuvo que sólo tuvo conocimiento de las denuncias de abusos a través de la prensa y que no disponía de información privilegiada.
Bayrou criticó además a la comisión parlamentaria por su falta de objetividad y cuestionó el testimonio de la exprofesora Françoise Gullung, que afirma haberle advertido a él y a su esposa en 1994 y 1995, calificando sus declaraciones de "falaces".
Sin embargo, sus declaraciones han sido desmentidas por varios testigos, entre ellos el exjuez Christian Mirande, que llevó un caso en 1998 en el que estaba implicado el padre Carricart, exdirector de la escuela acusado de violación. Mirande declaró a la comisión que Bayrou le visitó durante la investigación y le expresó su preocupación por su hijo, alumno del colegio. Bayrou negó inicialmente el encuentro antes de describirlo más tarde como "fortuito".
Carricart fue acusado de cargos preliminares en 1998, pero se suicidó antes de ser juzgado. En abril, la hija mayor de Bayrou, Hélène Perlant, reveló que había sido golpeada por un sacerdote de la escuela durante un campamento de verano cuando tenía 14 años. Dijo que su padre no sabía nada del incidente. A pesar de ello, los críticos han acusado a Bayrou de mentir al Parlamento, un delito grave según la legislación francesa.
El caso Bétharram ha supuesto un duro golpe para la credibilidad de Bayrou. Aunque ha sobrevivido a varias mociones de censura en un Parlamento dividido, sus índices de aprobación no han dejado de caer en las últimas semanas.
En un sondeo reciente de 'YouGov', casi 7 de cada 10 franceses creen que el primer ministro debería dimitir si se demuestra que conocía el asunto en su momento. Se espera que la investigación parlamentaria presente sus conclusiones a finales de junio.