Muchos vídeos en línea imitan a Gibberlink, una tecnología que permite a dos agentes de IA comunicar basándose en señales de audio, sin embargo no se trata de un lenguaje secreto, según declaró su fundador a Euroverify.
Un vídeo viral que muestra a tres chatbots diferentes hablando en una especie de idioma secreto ha acumulado cientos de miles de visitas en distintas plataformas. El vídeo muestra a tres chatbots hablando por teléfono en inglés, en el que discuten sobre el número de matrícula de un empleado".
Cuando las máquinas se dan cuenta de que están hablando otros bots, entonces deciden cambiar a Gibberlink, lo que hace que empiecen a emitir ruidos agudos, en lo que parece sacado de una película de ciencia ficción.
El proyecto Gibberlink, término que combina 'gibberish' y 'link' es real. Aunque su uso es limitado, permite a los motores de inteligencia artificial comunicarse en su propio idioma. Euroverify pidió a Anton Pidkuiko, cofundador de Gibberlink, que revisara una serie de vídeos en línea.
¿Publicidad o tecnología real?
"Muchos de los vídeos imitan una tecnología existente: muestran teléfonos que no se comunican realmente y no hay señal entre ellos, sino que se han editado los sonidos y se han tomado imágenes de ChatGPT".
En febrero, Pidkuiko y su colega Boris Starkov, ambos ingenieros de IA, crearon la tecnología Gibberlink durante un hackathon tecnológico de 24 horas celebrado en Londres. Los jóvenes ingenieros combinaron ggwave -una tecnología de código abierto que permite intercambiar datos a través del sonido- con inteligencia artificial.
Así, aunque la IA puede comunicarse en su propio idioma, no es un código secreto, ya que se basa en datos de código abierto y está codificada por humanos. Para Pidkuiko, esta tecnología es comparable a los códigos QR.
"Todos los artículos del supermercado tienen un código de barras que hace que la experiencia de compra sea mucho más eficiente. Gibberlink es esencialmente este código de barras o bien un código QR, pero con sonido. Los humanos pueden mirar un código QR y ver sólo piezas en blanco y negro. Pero los códigos QR no asustan a la gente".
Para qué se utilizará Gibberlink en el futuro
Aunque el uso de la tecnología Gibberlink es muy limitado en la actualidad, sus creadores creen que se irá generalizando, "en su estado actual, la IA es capaz de hacer y recibir llamadas telefónicas. Con el tiempo, veremos cómo aumenta el número de estas llamadas robóticas y, en esencia, cada vez veremos más intercambios entre una IA y otra", afirma Pidkuiko.
Aunque esta tecnología presenta el riesgo de despojar a los humanos de interacciones significativas, así como de reemplazar otro vaivén de puestos de trabajo innecesarios, para Pidkuiko, la tecnología Gibberlink sería un medio de maximizar la eficiencia.
"Si gestionas un restaurante y tienes un número de teléfono al que la gente llama para reservar mesa, a veces recibirás llamadas en distintos idiomas. Sin embargo, si se trata de un robot que puede hablar todos los idiomas y está siempre disponible, la línea nunca se bloquea y no tendrás problemas lingüísticos", afirma Pidkuiko.
"Otra forma de utilizar la tecnología es si quieres reservar en un restaurante, pero no quieres llamar a 10 sitios diferentes para preguntar si tienen sitio, puedes hacer que la IA haga la llamada y que el restaurante la reciba. Si pueden comunicarse más rápidamente en su propio idioma, tiene sentido", concluye Pidkuiko.
Un lenguaje que los humanos no pueden comprender
Sin embargo, los temores sobre lo que podría ocurrir si los humanos no pueden interpretar las comunicaciones de la IA son reales, y en enero el lanzamiento del software de IA DeepSeek R1 hizo saltar las alarmas.
Los investigadores que habían estado trabajando en la tecnología revelaron que incentivaron al software para que encontrara las respuestas correctas, independientemente de si su razonamiento no era comprensible para los humanos. En 2017, Facebook abandonó un experimento después de que dos programas de IA comenzaran a conversar en un lenguaje que solo ellos entendían.
Sin embargo, esto hizo que la IA empezara a cambiar espontáneamente del inglés al chino para obtener un resultado. Cuando los investigadores obligaron a la tecnología a ceñirse a un solo idioma -para garantizar que los usuarios pudieran seguir sus procesos-, su capacidad para encontrar respuestas se vio mermada.
Este incidente llevó a los expertos del sector a temer que incentivar a la IA para que encuentre las respuestas correctas, sin garantizar que sus procesos puedan ser desenredados por los humanos, podría llevar a la IA a desarrollar lenguajes que no puedan ser desentrañados por los humanos.