Bautizada como Proba-3, la misión de 181 millones de euros ha generado hasta ahora 10 eclipses solares con éxito durante la fase de comprobación en curso.
Un par de satélites europeos han creado el primer eclipse solar artificial volando en formación precisa, proporcionando a los científicos horas de totalidad a la carta. La Agencia Espacial Europea (ESA) hizo públicas las imágenes del eclipse el lunes en el Salón Aeronáutico de París.
Lanzados a finales del año pasado, los dos satélites en órbita llevan desde marzo simulando eclipses solares a decenas de miles de kilómetros de la Tierra. Separados por 150 metros, un satélite bloquea el sol como lo hace la Luna durante un eclipse solar total natural, mientras el otro apunta su telescopio a la corona, la atmósfera exterior del sol que forma una corona o halo de luz.
Es una danza intrincada y prolongada que requiere una precisión extrema por parte de las naves espaciales en forma de cubo, de menos de 1,5 metros de tamaño. Su precisión de vuelo debe ser de apenas un milímetro, el grosor de una uña. Este meticuloso posicionamiento se consigue de forma autónoma mediante navegación GPS, rastreadores estelares, láseres y radioenlaces.
Bautizada como Proba-3, esta misión de 210 millones de dólares (181 millones de euros) ha generado hasta ahora 10 eclipses solares con éxito durante la fase de comprobación en curso.
El eclipse más largo duró cinco horas, según Andrei Zhukov, del Real Observatorio de Bélgica, científico principal del telescopio orbital de observación de la corona. Él y su equipo aspiran a una totalidad de seis horas por eclipse una vez que comiencen las observaciones científicas en julio.
Los científicos se muestran contentos con los resultados preliminares, que muestran la corona sin necesidad de ningún tratamiento especial de la imagen, afirma Zhukov. "Casi no podíamos creer lo que veían nuestros ojos", afirma Zhukov en un correo electrónico. "Era el primer intento y funcionó. Fue increíble".
Zhukov prevé que se produzca una media de dos eclipses solares por semana, lo que supone un total de casi 200 durante los dos años que durará la misión, con más de 1.000 horas de totalidad. Será una bonanza científica, ya que los eclipses solares completos sólo producen unos minutos de totalidad cuando la Luna se alinea perfectamente entre la Tierra y el sol, por término medio sólo una vez cada 18 meses.
El Sol sigue desconcertando a los científicos, especialmente su corona, más caliente que la superficie solar. Las eyecciones de masa coronal lanzan al espacio miles de millones de toneladas de plasma y campos magnéticos. Pueden producirse tormentas geomagnéticas que interrumpan el suministro eléctrico y las comunicaciones e iluminen el cielo nocturno con auroras en lugares inesperados.
Aunque satélites anteriores han generado eclipses solares de imitación, como los de la Agencia Espacial Europea y el Solar Orbiter y el observatorio Soho de la NASA, el disco que bloquea el sol siempre iba en la misma nave que el telescopio de observación de la corona.
Lo que hace única a esta misión, explicó Zhukov, es que el disco de ocultación solar y el telescopio se encuentran en dos satélites diferentes y, por tanto, muy alejados. La distancia entre estos dos satélites permitirá a los científicos observar mejor la parte de la corona más cercana al limbo solar.
"Estamos extremadamente satisfechos por la calidad de estas imágenes, y de nuevo esto es realmente gracias al vuelo en formación" con una precisión sin precedentes, dijo el jefe de misión de la ESA, Damien Galano, desde el Salón Aeronáutico de París.