Europa quiere evitar por la vía diplomática una guerra total entre Israel e Irán. El viernes, algunos de los principales diplomáticos del continente se reunirán con representantes iraníes en Ginebra para rebajar la tensión.
Europa confía en utilizar la diplomacia para evitar la amenaza de una guerra total en Oriente Próximo, ante el temor de que el conflicto entre Israel e Irán pueda envolver a toda la región.
El viernes, los ministros de Asuntos Exteriores de Francia, Alemania y el Reino Unido, junto con el responsable de Política Exterior de la UE, Kaja Kallas, mantendrán conversaciones con representantes del régimen de Teherán en Ginebra.
La reunión pretende rebajar la tensión entre las dos potencias de Oriente Próximo, que comenzó cuando Israel lanzó ataques aéreos contra Irán y mató a algunos de sus altos mandos militares el pasado viernes. Los europeos pretenden iniciar una forma de diplomacia itinerante entre Israel, Irán, Washington y las principales capitales europeas.
Les gustaría restablecer un diálogo de seguridad con Teherán, similar al interrumpido en 2018 cuando la primera administración Trump se retiró unilateralmente del acuerdo nuclear iraní, el Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA, por sus siglas en inglés).
El JCPA, que fue firmado por Irán junto con China, la UE, Francia, Alemania, Rusia y el Reino Unido en 2015, estipulaba un alivio de las sanciones occidentales contra el país de Oriente Medio a cambio del compromiso de Teherán de reducir drásticamente las reservas de uranio y las centrifugadoras de sus instalaciones nucleares. Dichas instalaciones son ahora objetivo de los ataques con misiles israelíes, incluidas las de Natanz e Isfahan.
¿Las ilusiones perdidas de Europa?
En 2018, a pesar de que la agencia nuclear de la ONU dijo que Teherán estaba adoptando progresivamente las restricciones requeridas por el acuerdo, la administración de Trump se retiró del JCPOA, dejándolo efectivamente nulo y sin efecto. Al dar marcha atrás en el JCPOA, Estados Unidos puso fin a uno de los principales logros de la política exterior europea.
David Rigoulet-Roze, autor e investigador asociado de IRIS, un instituto francés de política exterior, dijo que la cancelación del acuerdo nuclear iraní de 2015 fue un acto precipitado.
"El acuerdo tenía el mérito, a pesar de todas sus imperfecciones, de existir, de servir de base, incluso para la posible renegociación posterior de algo más vinculante", dijo Rigoulet-Roze. "Aun así, los europeos no tenían el control del proceso".
Comercio y errores de cálculo
El acuerdo representaba una oportunidad para que la UE reabriera sus relaciones comerciales con Irán tras décadas de sanciones estadounidenses y occidentales contra la República Islámica. Sin embargo, tras la desaparición del JCPOA, el régimen de Teherán estigmatizó a la UE por el fracaso del acuerdo.
"Un tanto equivocadamente, porque obviamente no provocamos la cancelación del acuerdo y también hemos sufrido las consecuencias de lo que se conoce como la extraterritorialidad de la ley estadounidense", dijo Rigoulet-Roze.
Señaló la capacidad de Estados Unidos para imponer sanciones a escala mundial, en particular sanciones secundarias, "que son formidables y que evidentemente han frenado el deseo de Europa de desarrollar relaciones comerciales autorizadas después de 2015".
Irán forma parte del tratado de no proliferación nuclear desde la época del sha Reza Pahlavi, fundador original del programa nuclear iraní. Por ello, Teherán se ha visto obligado a abrir sus instalaciones a la inspección de las agencias de la ONU. Esto motivó a Bruselas a tratar a Irán como un actor potencialmente racional a pesar de sus desconcertantes decisiones y humo y espejos en relación con su programa nuclear.
Hace años, Teherán puso fin a su producción de uranio altamente enriquecido, pero siguió desarrollando sus capacidades balísticas convencionales militares y financiando a sus apoderados en Oriente Medio, como Hamás en Gaza, Hezbolá en Líbano y los hutíes en Yemen.
"Para los iraníes, se trataba de una especie de orgullo nacional. Así que no creo que ellos, y esto es en retrospectiva, alguna vez planearan negociarlo", dijo a 'Euronews' el alto diplomático y asesor británico Robert Cooper. Una fuerza nuclear estratégica, explicó Cooper, "iba a marcarles como una de las potencias más importantes de Oriente Próximo. Y también como potencia internacional más allá de Oriente Próximo".
El programa nuclear iraní y la existencia de equipos de enriquecimiento de uranio e instalaciones de agua pesada fueron hechos públicos oficialmente por el entonces presidente Mohammad Jatamí, un reformista que convenció a Francia, Alemania y el Reino Unido para alcanzar un acuerdo que debía obligar a Teherán a detener el enriquecimiento de uranio.
Javier Solana, entonces responsable de Política Exterior y de Seguridad de la UE, asistió a las negociaciones en Teherán. El diplomático español fue uno de los principales artífices del acuerdo, pues creía que un acuerdo es mejor que cualquier conflicto, y que la UE es la mejor preparada para mediar en él.
"A Solana le fascinaba Irán, y nosotros sentíamos cierta admiración por él. Nuestro objetivo en aquel momento era persuadir a los iraníes de que un programa nuclear militar los convertiría en un objetivo", recordó Cooper.