Según un nuevo estudio, los jóvenes tienen más problemas de salud mental que los de otros grupos de edad. Las presiones académicas y financieras, así como los sentimientos de aislamiento y soledad, les afectan cada vez más.
Los chicos no están bien. Hace unos tres años, un informe indicó que el 40% de los estudiantes de enseñanza superior de la UE experimentaba dificultades con su salud mental, y aproximadamente uno de cada cinco padecía un trastorno mental.
Un estudio reciente de la organización sin ánimo de lucro Nightline France, que encuestó a 15.000 personas de cuatro países de la UE (Alemania, Francia, Irlanda y Austria) y Reino Unido, sugiere que la situación ha empeorado. Los autores del informe atribuyen esta tendencia a la presión sobre el rendimiento académico, los problemas financieros, así como al aumento de personas que se sienten solas o aisladas.
Los problemas de salud mental más mencionados son la depresión y la ansiedad, que afectan al 71% de los encuestados. También son frecuentes los trastornos de la alimentación (20%), de la personalidad (11%) y de adicción (8%). El informe subraya que en la UE, la mayoría de los trastornos mentales aparecen antes de los 25 años, y casi la mitad antes de los 14 años.
Falta información al respecto, según los especialistas
A pesar de ello, la salud mental de los estudiantes "no se investiga ni se invierte lo suficiente", afirman los autores del informe. Estos resumen las conclusiones de otros estudios recientes, según los cuales "hay poca información específica sobre la salud mental" de la población estudiantil en Europa.
Existe incluso "una falta de coherencia a la hora de definir la salud mental cuando la abordan los responsables políticos y de la toma de decisiones, lo que crea un riesgo de confusión y de aplicación ineficaz o perjudicial". El informe concluye que hay "una falta de inversión en la salud mental de los estudiantes [que] tiene un efecto paralizante en nuestras sociedades y economías".
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calculado que cada año se pierden en el mundo 12.000 millones de jornadas laborales a causa de la depresión y la ansiedad, con un coste anual de alrededor de un billón de euros en pérdida de productividad.