La avena nórdica es una realidad. Científicos y productores trabajan codo con codo para aumentar su producción en Europa septentrional. Los usos de la avena son múltiples: galletas, tartas, muesli, papillas, gachas, etc.
La avena nórdica es ya una realidad. En el proyecto interregional paneuropeo OatFrontiers se estudian diferentes variedades de avena, algunas son autóctonas. El reto: descubrir cuáles se adaptan mejor al clima extremo en un contexto de cambio climático en el Gran Norte.
Pero ¿cómo surgió la idea de plantar y cosechar avena en el Gran Norte, cerca del círculo polar ártico? Hrannar Smári Hilmarsson, responsable del proyecto OatFrontiers en Islandia comenta que en Islandia llevan "ya un tiempo trabajando con distintos tipos de grano y la avena era un cultivo huérfano aquí, estaba totalmente olvidada. Entonces se me ocurrió la idea de armar una red de científicos y productores en los países nórdicos y, bueno, al final nos juntamos todos aquí en Islandia, nos sentamos y estuvimos tres días hablando de avena, y de ahí salió esta idea".
El estudio genético, clave
El proyecto OatFrontiers arrancó en 2023 y concluirá a finales de 2026. Los datos y los resultados de las investigaciones se comparten entre los cinco países participantes. Se han genotipificado más de cuatrocientas variedades diferentes de avena en el Instituto de Recursos Naturales de Finlandia, Luke, que lidera el proyecto.
"El primer paso es identificar las mejores líneas, para poder recomendarlas de inmediato a los agricultores. El segundo es reconocer los mejores progenitores para los cruces, con el fin de obtener descendencias aún mejores. Y lo tercero que podemos hacer es encontrar asociaciones genómicas con esos rasgos que muestran adaptación a un entorno extremo. Eso abre la puerta a la edición genética, a una mayor reproducción, a la selección genómica, etc.", explica.
Según los responsables del proyecto, los productores de las regiones implicadas han mostrado un interés creciente por el mismo.
"Después lo que hacemos es presentar el producto a los agricultores y decirles: "esto lo pueden cultivar". A partir de ahí pueden preveer cuánto quieren cultivar, cómo procesarlo, cómo elaborar productos como: galletas, avena para desayuno, toda una gama de productos que son de vital importancia, sobre todo para comunidades insulares como Islandia", concluye.