Lo último en simulación aérea

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Por Euronews
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Sucedió en diciembre de 2006, en un vuelo de entrenamiento sobre la región de Moscú.

“El alumno cometió un error, que hizo que el avión girara bruscamente”, comenta Vladimir V. Biryukov, piloto de pruebas en el Instituto de Investigación de Vuelo Gromov. “El aparato entró en barrena y comenzó a caer en picado. Fue una situación muy difícil, completamente inesperada. Pero, gracias a nuestra experiencia conseguimos estabilizarlo”.

Con más de 20.000 horas de vuelo de prueba en más de sesenta aeronaves diferentes, el comandante ruso Vladimir Biryukov es uno de los pilotos de prueba más experimentados del mundo.

Aquel día su habilidad logró evitar una catástrofe.

Pero no todos los pilotos están preparados para enfrentarse a situaciones extremas inesperadas…

Los investigadores trabajan para solventar esta carencia.

A primera hora de la mañana este instituto de investigación holandés es ya escenario de una actividad frenética.

Los científicos prueban aquí lo último en simulación aérea.

Se trata de un simulador programado para entrenar la respuesta a condiciones de navegación peligrosas, que podrían llegar a resultar fatales.

“Los aviones son muy seguros. Dígamoslo antes de nada”, dice Mark Wentink, ingeniero aeroespacial de Desdemona Ltd. “Pero hasta ahora hemos visto que los pocos accidentes que se han producido a menudo implican la pérdida del control de la aeronave. Es decir, el piloto es incapaz de superar una incidencia grave”.

Muy inusuales, estas situaciones responden a una serie de causas que pueden ser superadas.

Pero incluso los simuladores de vuelo más sofisticados son incapaces de reproducir con precisión las condiciones angustiosas vividas en el interior de un avión ante imprevistos extremos.

“En los simuladores existentes, la principal misión es enseñar a los pilotos a prevenir las incidencias”, mantiene Biryukov. “Pero si por alguna razón el avión se ve envuelto en una, los pilotos deben saber cómo superarla de forma correcta y segura. Los simuladores actuales no pueden proporcionar ese entrenamiento porque tienen movilidad limitada”.

Ahora, gracias a tres años de complejos cálculos matemáticos, los investigadores han conseguido simular imprevistos graves de forma realista y precisa, sobre todo los relacionados con las entradas en pérdida.

“Una entrada en pérdida es un fenómeno físico bastante complejo en el que participan múltiples factores desconocidos”, explica Nikolay Abramov, ingeniero aeronáutico de Montfort University. “Pero básicamente comprendemos las cuestiones de la Física implicadas: bajo ciertos ángulos de ataque, la corriente de aire se interrumpe y el impulso del avión empieza a disminuir. Basándonos en estos conocimientos hemos desarrollado los modelos matemáticos que permiten recrear estos efectos de forma más o menos precisa”.

Actualmente los investigadores prueban estos modelos aumentando progresivamente la gravedad de la incidencia.

Poco a poco, los parámetros empeoran: los ángulos se vuelven más abruptos, la velocidad aumenta, las turbulencias se intensifican, la pérdida del control parece inminente.

“Los escenarios inesperados dependen mucho del tipo de aeronave”, comenta Wentink. “Por ejemplo, en la entrada en pérdida simétrica las alas permanecen perfectamente simétricas y lo único que ocurre es que desciende la nariz del avión. El aparato pierde altura. El piloto corrige disminuyendo el ángulo de ataque. Pero también se dan entradas en pérdida en las que tienes una configuración algo asimétrica, por ejemplo, un ala puede comenzar a perder altura antes. Si esto sucede, la nave se balancea. La nariz cae en picado y el piloto debe estabilizarla. Todas las entradas en pérdida requieren aplicar una fuerza G mientras se estabiliza”.

Una última ronda de pruebas está prevista para la sesión de tarde, con fuerzas G sorprendentemente potentes de 2,5.

Previamente se había realizado una investigación crucial para esta prueba, en un centro de investigación aeronáutica de primera línea próximo a Moscú.

Los logaritmos empleados para imitar las incidencias graves fueron extraídos de miles de experimentos en túneles de viento, simuladores y otros laboratorios de investigación especializados en fuerzas aerodinámicas, durabilidad o aéreoelasticidad de los aviones llevados a condiciones extremas.

Vladimir Byriukov ha pasado miles de horas en esos simuladores.

Sus pruebas han ayudado a desarrollar modelos matemáticos para circunstancias de vuelo críticas.

“Estos escenarios deben ofrecer información fidedigna”, afirma Larisa Zaychik, ingeniera aeronáutica de TsAGI. “Por ejemplo, necesitamos tener en cuenta la influencia de las fuerzas G en la percepción de un piloto, o cómo el piloto experimenta los ángulos de velocidad, o la fuerza lineal G. Para que nosotros podamos extraer las adecuadas conclusiones de todo esto necesitamos que las simulaciones reproduzcan las situaciones reales de forma precisa y sin tergiversaciones”.

De vuelta en Holanda, el simulador consigue finalmente reproducir las circunstancias extremas.

Las pruebas han aportado importantes descubrimientos.

“Por ejemplo, hemos descubierto que un piloto con poca o ninguna experiencia en experimentar fuerzas G en un avión real se sentirá abrumado por ellas la primera vez que las sienta”, puntualiza Eric Groen, coordinador del proyecto SUPRA. “Así que si le pides a un piloto que propulse 2 G, probablemente será muy consevador y solo propulsará una G y media, lo que podría resultar insuficiente para la recuperación en una situación de peligro”.

Tras agotadoras horas de simulación aérea, Vladimir se muestra satisfecho con los resultados preliminares.

“Todavía existen algunos problemas relacionados con lo que llamamos “Efecto Coriolis”, el efecto que la aceleración provoca en el cerebro de los pilotos: no es aún lo suficientemente realista”, afirma Biryukov. “Ese problema debe resolverse de alguna forma. Sin embargo, tengo que decir que simuladores como este resultan muy prometedores”

Todos estos avances podrán aplicarse a los simuladores existentes.

“Los reguladores están redactando normas que obligarán a los pilotos comerciales a entrenarse en la superación de situaciones extremas”, cuenta Groen. “Cuando esto suceda, es muy probable que este tipo de prácticas se lleven a cabo en los actuales simuladors de vuelo. Ahora podemos mejorarlos para reproducir un imprevisto extremo de la forma adecuada”.

“Los rusos tenemos un dicho, “es mejor verlo una vez que oír sobre ello cientos de veces”, dice Biryukov. “Creo que todos los pilotos pueden sacar provecho de un entrenamiento como este”.

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