Con los pies en la hierba

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¿Pueden todas estas hierbas constituir una fuente alternativa de energía y luchar al mismo tiempo contra el cambio climático? La ribera del río

¿Pueden todas estas hierbas constituir una fuente alternativa de energía y luchar al mismo tiempo
contra el cambio climático?

La ribera del río Barrow en Irlanda parece un páramo.

Sin embargo, para un grupo de científicos que trabaja en un proyecto europeo, estas tierras improductivas y la maleza que crece pueden tener la llave de una nueva revolución energética.

Las miscanthus son excelentes candidatas para los cultivos energéticos, no sólo porque producen una gran cantidad de biomasa sino porque poseen mecanismos que reducen la forma en la que utilizan los nutrientes y el agua. Es decir, generan un alto rendimiento de biomasa con un mínmo consumo de energía”, explica el investigador experto en bioenergía, John Finnan, del Centro Nacional Irlandés para la Agricultura y el Desarrollo Alimentario.

“Especies como las miscanthus crecen muy bien en los márgenes de los ríos. De hecho, crecen tan bien que crecen mejor y con mayor rendimiento que en un buen terreno agrícola”, destaca Finnan.

Julián López Gómez, euronews:
¿Y cómo conocer más secretos de todas estas plantas, los científicos están utilizando máquinas como esta.

Los científicos analizan y controlan la fotosíntesis para evaluar las condiciones ideales para el crecimiento de la biomasa.

La familia de las miscanthus procede principalmente de Asia y África. Su cultivo en Europa es un desafío medioambiental.

“El frío que hace durante la primavera y el otoño, especialmente aquí en el norte de Europa puede limitar la fotosíntesis. Por esta razón, intentamos encontrar nuevos genotipos capaces de hacer mejor la fotosíntesis en estas condiciones”, señala el biólogo molecular y fisiólogo, Manfred Klaas.

El nitrógeno líquido también forma parte de esta investigación para lograr cultivos energéticos más eficientes.

Se utiliza para estudiar los secretos genéticos de las diferentes variedades, e identificar las plantas mejor adaptadas a condiciones extremas de temperatura, inundaciones o sequías.

“Estamos moliendo las plantas”, comenta el biotecnólogo, Thibauld Michel. “Luego extraemos su perfil genético utilizando cloroformo. Así obtenemos su tejido con las proteínas, y también las moléculas de ADN. Entonces tratamos estas moléculas para leer su código genético. Esto nos ayudará a seleccionar las plantas que más nos interesan”, añade.

El objetivo, dicen los científicos, es establecer patrones de cultivo claros, y ayudar a los productores europeos a introducir estas plantas, de forma competitiva, en el mercado energético. Por ejemplo para la calefacción.

“También hemos optimizado, para la producción agrícola, los métodos de cultivo de la hierba para biomasa. Hemos desarrollado un método, para secar estas plantas para biomasa de forma más eficiente. Este era un gran problema para la producción”, dice la coordinadora del proyecto GrassMargins, Susanne Barth

Mientras esperamos que estas plantas lleguen a ser una solución real, los investigadores destacan su valor añadido.

Estas especies marginales absorben grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2) y luchan contra el cambio climático, como apunta el profesor de Botánica y Fisiología Vegetal del Trinity College de Dublín, Michael Jones: “Una de las cosas que sucede es que estas plantas, mientras crecen, forman un almacen de carbono en el suelo. De esta forma absorben emisiones (de carbono) que proceden de la atmósfera”.

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