El problema es sobre todo grave, aseguran las autoridades, en varias zonas del Estado de Queensland.
El problema es sobre todo grave, aseguran las autoridades, en varias zonas del Estado de Queensland.
Estas hormigas, de origen sudamericano, pican o muerden tanto a humanos como a animales y ponen en peligro las cosechas.
Según un informe del gobierno australiano, los expertos tienen muy poco tiempo para evitar que la invasión afecte a todo el país.
“Este informe nos advierte de que si este tipo de hormigas se encontrasen por todo el país, las consecuencias serían peores que si juntásemos a todos los animales salvajes que tenemos aquí: sapos de caña, dingos, gatos, camellos, etc…”, explica el experto Andrew Cox.
Las hormigas rojas de fuego llegaron al Estado de Queensland tras desembarcar en el puerto de Brisbane en 2001.
La ciudad de Ipswich es una de las más afectadas.
“Hacemos todo lo que podemos pero parece no funcionar. Hemos tenido que cerrar un parque en un barrio de Ipswich. Los niños era atacados todos los días por esas agresivas criaturas”, dice el alcalde, Paul Pisasale.
El informe gubernamental asegura que si las hormigas invadiesen todo el país, miles de personas podrían sufrir consecuencias físicas graves.
Las autoridades de Queensland se centran ahora en eliminar estas hormigas de las zonas pobladas.
Una de las armas utilizadas para eliminar a las hormigas rojas de fuego es un perro especialmente entrenado para localizarlas.
Y mientras sobre el terreno sigue la lucha contra la marcha de las hormigas, el gobierno australiano ya ha calculado que tendrá que gastar, solo en los próximos diez años, casi 300 millones de euros para vigilar y tratar las consecuencias de la invasión.