Un tipo de hongo hallado en Chernóbil podría ser clave para el desarrollo de futuras misiones espaciales de larga duración en la Luna y en Marte.
Mientras la comunidad científica se prepara para posibles misiones a Marte, investiga un hongo hallado en la zona radiactiva de Chernóbil, en Ucrania, que podría convertir la radiación en energía.
Este hongo, conocido como Cladosporium sphaerospermum, aprovecharía la radiación ionizante gracias a su pigmento oscuro, la melanina. Este mecanismo propuesto transformaría la radiación en energía química.
Este proceso, denominado radiosíntesis, aún una hipótesis no demostrada, sería similar a cómo las plantas usan la clorofila para convertir la energía lumínica en energía química en la fotosíntesis.
En 2022, los investigadores comprobaron que Cladosporium sphaerospermum puede cultivarse en la Estación Espacial Internacional en una placa de Petri bajo condiciones simuladas de radiación cósmica.
Cuando la capa alcanzó 1,7 milímetros de grosor, redujo en un 2 % la radiación registrada por los sensores situados bajo la placa de Petri, según el estudio.
Los investigadores calculan que una capa de 21 centímetros podría casi neutralizar toda la radiación presente en la superficie de Marte. Esa capa podría ser aún más fina, en torno a nueve centímetros, si el hongo se mezcla con suelo marciano.
El estudio de 2022 concluía que podría ser una forma eficaz de proteger a los humanos de la radiación usando materiales locales, en lugar de tener que enviar más suministros a Marte desde la Tierra, una ventaja esencial para futuras misiones.
Se sospecha que la melanina del hongo, un pigmento natural responsable del color del pelo y de los ojos en los humanos, es la razón por la que puede absorber radiación. Un estudio de 2007 de investigadores en Estados Unidos mostró que los hongos con altos niveles de melanina crecían más deprisa al exponerse a dosis elevadas de radiación.
La radiación es uno de los principales retos para enviar astronautas en misiones de larga duración a la Luna y a Marte, según la Georgetown University Space Initiative en Estados Unidos.
El hongo también podría proteger potencialmente a los astronautas de los rayos cósmicos galácticos, partículas cargadas de alta energía que proceden de fuera de nuestro sistema solar o de explosiones de estrellas.
Los rayos cósmicos son otro desafío que debe abordarse antes de emprender misiones espaciales más largas, porque pueden "romper cadenas de ADN, alterar proteínas y... aumentar el riesgo de enfermedades graves como el cáncer", dijo la investigadora Zahida Sultanova, en 'The Conversation'.