Los países turcófonos exploran un enfoque coordinado contra la desinformación, mientras las plataformas tecnológicas globales eluden las normativas nacionales.
Las noticias falsas y la desinformación son un problema mundial que afecta tanto a Oriente como a Occidente. "Hay muchas plataformas -como YouTube o Instagram- donde los ciudadanos también difunden información falsa y el Gobierno no puede hacer nada al respecto", afirma Zarina Kalmuratova, especialista jefa del Departamento de Política Informativa del Ministerio de Cultura, Información y Política de la Juventud de la República Kirguisa.
En una entrevista con 'Euronews', su frustración resume un desafío que afrontan Gobiernos de todo el mundo, cómo hacer cumplir las leyes nacionales frente a la desinformación que circula por plataformas globales que operan más allá de la jurisdicción de cualquier país. Como especialista jefa en el Gobierno de Kirguistán, Kalmuratova lidia con las limitaciones de los esfuerzos de su país para combatir la desinformación en internet.
Cuando Kirguistán aprobó en 2022 una ley contra las noticias falsas, los críticos advirtieron de inmediato que esa legislación podía convertirse en una herramienta de censura gubernamental, acallando la disidencia bajo el pretexto de proteger a los ciudadanos.
Dos años después, en una reciente conferencia sobre medios en Bakú, Azerbaiyán, Kalmuratova sostiene que esos temores no se han materializado. "Sí, se percibió como una restricción, como si fuera una herramienta para bloquear o cerrar sitios web. Pero en la práctica eso no ocurrió", apunta.
Según el marco vigente en Kirguistán, las personas que consideren que han sido objeto de información falsa pueden pedir la intervención de las autoridades locales. Los funcionarios solicitan entonces al medio responsable que retire el contenido en un plazo de 24 horas. Los sitios que se niegan se arriesgan a un bloqueo de hasta dos meses, una sanción que Kalmuratova describe como "proporcionada" y "no draconiana".
Presionar a las plataformas globales
Aun así, este mecanismo se resquebraja cuando el contenido aparece en plataformas internacionales. La solución que propone Kalmuratova pasa por presionar a los gigantes tecnológicos, como Meta y Google, para que establezcan operaciones oficiales en los países de habla túrquica y creen mecanismos de rendición de cuentas que hoy no existen.
"Sería un gran paso en la lucha contra la desinformación", defendió Kalmuratova durante una conferencia, que reunió a responsables de medios de toda la Organización de Estados Turcos (OTS). La OTS agrupa como miembros de pleno derecho a Turquía, Azerbaiyán, Kazajistán, Kirguistán y Uzbekistán, con Hungría, Turkmenistán y otros como observadores. Estas naciones se extienden en un amplio arco geográfico desde el sureste de Europa, pasando por el Cáucaso, hasta Asia Central.
Más allá de la restricción
Durante dicho foro, el viceministro de Cultura e Información de Kazajistán, Kanat Iskakov, expuso una estrategia complementaria centrada en crear alternativas fiables en lugar de limitarse a bloquear contenidos problemáticos. "Debemos desarrollar enfoques coordinados de los estándares periodísticos para los servicios digitales a fin de ganarnos la confianza de las audiencias", esgrimió Iskakov.
Su énfasis en adoptar unos estándares armonizados y en la producción colaborativa de contenidos sugiere que estos países reconocen que la credibilidad, y no solo la coerción, será determinante para su éxito contra la desinformación. El objetivo es fortalecer medios nacionales en los que el público confíe, reduciendo el atractivo de fuentes poco fiables.
Un experimento regional
Las reuniones de Bakú, incluida la 12ª reunión del grupo de trabajo sobre medios e información y la 7ª conferencia a nivel ministerial, representan el último paso en los esfuerzos de la OTS por establecer políticas comunes en sistemas políticos diversos.
La iniciativa plantea cuestiones complejas sobre el equilibrio entre proteger a los ciudadanos de falsedades dañinas y preservar el espacio para la crítica y el debate legítimos. La experiencia de Kirguistán ilustra tanto el atractivo como los límites de la regulación a escala nacional en un entorno digital interconectado.
El próximo foro de medios de la OTS se celebrará en Turquía, y los Estados miembros abordarán cómo pueden los Gobiernos hacer cumplir los estándares cuando las plataformas operan a escala global, cómo generar confianza pública y de qué manera la cooperación regional puede aportar respuestas que los países por sí solos no pueden lograr.