"Hay sólidos motivos para mantener un optimismo sostenido respecto al potencial de la vida extraterrestre", dijo uno de los autores del estudio.
Nuevas investigaciones apuntan a que la mayor luna de Saturnocontiene capas de hielo y aguanieve en lugar de un vasto mar líquido, según la NASA. El hallazgo pone en duda una teoría planteada hace una década sobre un océano oculto bajo la superficie de Titán, la luna de Saturno.
En lugar de un inmenso océano subterráneo, Titán podría albergar profundas capas de hielo y aguanieve similares al hielo marino del Ártico o a los acuíferos, según un estudio publicado el miércoles en la revista 'Nature'. El resultado sugiere que dentro de estas capas podrían existir bolsas de agua líquida, entornos en los que la vida podría sobrevivir.
Investigadores del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA reexaminaron datos recopilados hace años por la sonda Cassini y llegaron a conclusiones que contradicen la teoría del océano, ampliamente aceptada.
"En lugar de un océano abierto como el que tenemos en la Tierra, probablemente estemos ante algo más parecido al hielo marino del Ártico o a los acuíferos, lo que tiene implicaciones para el tipo de vida que podríamos encontrar, pero también para la disponibilidad de nutrientes, energía y demás", dijo Baptiste Journaux, profesor adjunto de la Universidad de Washington y coautor del estudio.
Journaux señaló que cualquier forma de vida probablemente sería microscópica, y añadió que "la naturaleza ha demostrado repetidamente una creatividad muy superior a la de los científicos más imaginativos". En Titán no se han detectado signos de vida. Con 3.200 millas de diámetro, es la segunda luna más grande del sistema solar. Envuelta en una atmósfera brumosa, Titán es el único mundo, aparte de la Tierra, del que se sabe que tiene líquido en la superficie, aunque a temperaturas en torno a −297ºF ese líquido es metano, no agua, forma lagos y cae como lluvia.
Aunque la ausencia de un océano completo podría parecer un retroceso en la búsqueda de vida, los investigadores sostienen que en realidad amplía las posibilidades. "Amplía el abanico de entornos que podríamos considerar habitables", explicó Ula Jones, estudiante de posgrado en el laboratorio de Journaux en la Universidad de Washington, que participó en el estudio. Los investigadores hallaron que las bolsas de agua dulce en Titán podrían alcanzar temperaturas de 21ºC. Los nutrientes estarían más concentrados en estas pequeñas acumulaciones de agua, lo que podría crear condiciones más ricas para la vida que las de un océano diluido. Si existe vida en Titán, podría parecerse a los ecosistemas polares de la Tierra.
Un interior dinámico
El autor principal, Flavio Petricca, investigador posdoctoral en el JPL, dijo que el agua subterránea de Titán pudo haberse congelado en el pasado y ahora podría estar derritiéndose, o que la hidrosfera de la luna podría estar congelándose de forma gradual hasta solidificarse. Los modelos por ordenador indican que estas capas de hielo, aguanieve y agua se prolongan más de 340 millas en profundidad. Una capa exterior de hielo de unas 100 millas de espesor cubre capas de aguanieve y bolsas de agua que descienden otras 250 millas.
La clave llegó gracias a un análisis mejorado de cómo la gravedad de Saturno afecta a Titán. Como Titán está bloqueado por marea, mostrando siempre la misma cara al planeta, el tirón gravitatorio de Saturno deforma la superficie de la luna y crea abombamientos de hasta 30 pies de altura.
En 2008, los científicos propusieron por primera vez que Titán debía albergar un gran océano bajo la superficie para permitir una deformación tan significativa. Pero el nuevo estudio introduce un detalle crucial, el desfase temporal. El equipo de Petricca midió un retraso de 15 horas entre el máximo tirón gravitatorio y el levantamiento de la superficie de Titán. Como una cuchara que remueve miel, mover una sustancia espesa y viscosa requiere más energía que mover agua líquida. Un océano líquido respondería de inmediato, explicó Petricca, pero ese retraso apunta a un interior de hielo y aguanieve con bolsas de agua líquida.
"Nadie esperaba una disipación de energía tan fuerte en el interior de Titán. Esa fue la prueba concluyente que indicaba que el interior de Titán es diferente de lo inferido en análisis anteriores", dijo Petricca. El laboratorio de física planetaria de criominerales de Journaux en la Universidad de Washington ayudó a sustentar los resultados al simular las presiones extremas que se encuentran en las profundidades de Titán. "La capa acuosa de Titán es tan gruesa, la presión es tan inmensa, que la física del agua cambia. El agua y el hielo se comportan de manera distinta al agua de mar aquí en la Tierra", afirmó.
El escepticismo persiste
Luciano Iess, de la Universidad Sapienza de Roma, cuyos estudios anteriores con datos de Cassini apuntaban a un océano oculto en Titán, no está convencido por los últimos hallazgos. Si bien "sin duda es intrigante y fomentará un nuevo debate, por ahora las pruebas disponibles no parecen suficientes para excluir a Titán de la familia de mundos oceánicos", dijo Iess en un correo a AP.
La misión Dragonfly prevista por la NASA, que incluye un vehículo de tipo helicóptero con destino a Titán a finales de esta década, debería arrojar más claridad sobre el interior de la luna. Journaux forma parte de ese equipo.
La misión debería llegar a Titán en 2034, convirtiéndose en el segundo vehículo volante en otro mundo además de la Tierra, tras Ingenuity, el helicóptero de Marte. Se espera que las observaciones en la superficie de Dragonfly revelen más sobre dónde podría esconderse la vida y cuánta agua podría estar disponible para los organismos. Journaux integra también ese equipo. Titán se suma a otras lunas sospechosas de albergar agua bajo su superficie. Ganímedes, luna de Júpiter, es ligeramente más grande que Titán y podría tener un océano subterráneo. Encélado, de Saturno, y Europa, de Júpiter, también se consideran mundos acuáticos, con géiseres que surgen de sus cortezas heladas.
Saturno tiene 274 lunas conocidas, el mayor número del sistema solar. La misión Cassini comenzó en 1997 y duró casi 20 años, orbitó el planeta de los anillos y estudió sus lunas antes de sumergirse de forma controlada en la atmósfera de Saturno en 2017.