El Servicio Nacional de Salud británico ha advertido de que el procedimiento puede, en algunos casos, causar discapacidad permanente. Sin embargo, su demanda va en aumento.
Durante décadas, una solución brutal para aquellos niños que nacían con una pierna más corta que la otra o pacientes que se recuperaban de lesiones catastróficas era romperle las piernas. Ahora, cada vez más adultos, sobre todo hombres que anhelan ser más altos, se someten voluntariamente al bisturí para aumentar su estatura.
La técnica fue desarrollada en la década de 1950 por el cirujano soviético Gavriil Abramovich Ilizarov, originalmente para ayudar a pacientes con graves deformidades o problemas de crecimiento. Pero hoy se comercializa como un procedimiento cosmético de lujo para quienes están dispuestos a soportar el dolor agónico y pagar sumas exorbitantes.
¿Cómo funciona la cirugía de alargamiento de extremidades?
El proceso comienza con una osteotomía: el cirujano sierra el hueso de la pierna y lo divide en dos partes. Un dispositivo de alargamiento, a menudo un armazón metálico externo fijado al hueso a través de la piel, separa gradualmente las secciones unos milímetros cada día.
Los pacientes deben girar pequeños tornillos o diales varias veces al día, forzando la separación paulatina de sus huesos. A lo largo de meses, el cuerpo trata de curarse a sí mismo, haciendo crecer hueso nuevo para soldar la brecha. Un resultado satisfactorio puede ser un aumento de la estatura de entre 5 y 8 cm, según afirma una empresa estadounidense de alargamiento de extremidades.
¿Cuáles son los inconvenientes de esta operación?
La recuperación puede ser lenta y dolorosa. Los pacientes pasan semanas inmovilizados, seguidas de meses de fisioterapia diaria para estirar los músculos y volver a aprender a caminar.
Las complicaciones también son frecuentes: según un estudio publicado en el 'Journal of Orthopaedic Surgery and Research', entre el 30% y el 45% de los 760 pacientes que participaron en la investigación sufrieron infecciones, problemas de cicatrización ósea, rigidez articular o lesiones nerviosas. Los médicos del Servicio Nacional de Salud (NHS) del Reino Unido instan ahora a reconsiderar la posibilidad de someterse a un tratamiento tan traumático.
"La cirugía de alargamiento de piernas no es una solución rápida: es un procedimiento serio e invasivo que puede ser beneficioso para los pacientes cuando existe una verdadera necesidad clínica, pero conlleva riesgos significativos y requiere conversaciones informadas entre el paciente y el cirujano", declaró recientemente a 'The Telegraph' el profesor Tim Briggs, director nacional de mejora clínica y recuperación electiva del NHS.
Advirtió de que los pacientes se enfrentan a meses de tratamiento, que puede ser "extremadamente doloroso", con la posibilidad de infección, daños nerviosos, coágulos sanguíneos e incluso discapacidad permanente.
"Cualquiera que considere la posibilidad de someterse en el extranjero a esta operación por motivos estéticos debe reflexionar, muy detenidamente, sobre la larga recuperación y los riesgos", afirmó. "Yo recomendaría no hacerlo a menos que esté bien informado sobre el lugar en el que desea someterse al tratamiento".
Un mercado en crecimiento
Aunque a muchos este procedimiento les suene a insoportable tortura medieval, su demanda va en aumento. Los analistas calculan que el sector mundial del alargamiento de extremidades podría casi duplicarse a finales de la década, pasando de unos 4.000 millones de dólares (3.300 millones de euros) en 2021 a hasta 8.600 millones de dólares en 2030.
Los costes de la cirugía varían enormemente. En el Reino Unido, un tratamiento privado puede costar más de 50.000 libras (57.000 euros), y algunos cirujanos llegan a cobrar hasta 240.000 libras. Turquía, que se está convirtiendo rápidamente en un epicentro para el turismo médico, ofrece la intervención por 28.000 euros.