Cuatro de cada 10 británicos afirmaron sentirse solos al menos alguna vez en una nueva encuesta que analiza los costes sanitarios asociados a la soledad. Según el estudio, la soledad está relacionada con el sufrimiento mental, un peor bienestar mental, peor salud física y menor calidad de vida.
La soledad es un problema frecuente y caro para los sistemas sanitarios, según un nuevo análisis del Reino Unido. Según las estimaciones, publicadas en la revista 'PLOS One', las personas que suelen sentirse solas cuestan al Servicio Nacional de Salud británico (NHS) hasta 885 libras (1.024 euros) más al año que sus compañeros más sociables.
Los investigadores encuestaron a más de 23.000 británicos sobre sus niveles de soledad, bienestar y visitas sanitarias entre 2021 y 2023, y utilizaron las cifras para calcular sus costes sanitarios. Descubrieron que el 8% de las personas experimentaban soledad con frecuencia y otro 32% se sentía solo alguna vez.
Según el estudio, la soledad está relacionada con el sufrimiento mental, un peor bienestar mental, una peor salud física y una menor calidad de vida. Las personas solitarias también eran más propensas a acudir al médico de cabecera o al hospital que las que no se sentían solas.
La soledad como problema de salud pública
"Nuestros resultados ponen de relieve la importancia de reconocer que la soledad es un problema de salud pública y una prioridad del Servicio Nacional de Salud", declaró en un comunicado Antonieta Medina-Lara, una de las autoras del estudio y catedrática de Economía de la Salud Pública de la Universidad de Exeter. "Con demasiada frecuencia se pasa por alto que la soledad conlleva importantes costes personales y sociales", añadió.
El Reino Unido no es ni mucho menos el único país que lucha contra la soledad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que la soledad afecta al 16% de la población mundial, y considera la desconexión social una "grave amenaza para la salud mundial". Según la OMS, el aislamiento social y la soledad están relacionados con un mayor riesgo de cardiopatías, diabetes de tipo 2, depresión y ansiedad.
Varios países, entre ellos el Reino Unido, han puesto en marcha en los últimos años planes nacionales de lucha contra la soledad, para fomentar las conexiones tanto en persona como en línea entre las personas que pueden correr riesgo de soledad o aislamiento social, como los adultos mayores.
El último estudio indica que la edad también influye en la brecha del gasto sanitario. Los jóvenes y ancianos solitarios incurrieron en gastos mucho más elevados que sus compañeros no solitarios, una disparidad que se redujo en el caso de las personas de mediana edad.
Los investigadores esperan que una mayor conciencia de las complejas consecuencias personales y sociales de la soledad conduzca a medidas más concretas para abordarla. "Al hacerlas visibles, esperamos fomentar nuevos enfoques para ayudar a las personas a establecer vínculos, mejorar su bienestar y, en última instancia, reducir la carga que soportan los servicios sanitarios", afirmó Medina-Lara.