El estudio se basó en datos de más de 5.000 mujeres embarazadas de China. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los partos prematuros pueden producirse de forma espontánea o por complicaciones médicas durante el embarazo.
Un nuevo estudio sugiere que la salud intestinal de las mujeres puede influir en el riesgo de parto prematuro. Los partos prematuros pueden tener muchas causas y factores de riesgo, y unos investigadores chinos podrían haber identificado otro: la bacteria intestinal común Clostridium innocuum, o C. innocuum.
La bacteria produce una enzima capaz de degradar el estradiol, una hormona esencial para mantener el embarazo - y en el estudio, las mujeres con C. innocuum presente en sus intestinos tenían mayor riesgo de dar a luz antes de tiempo. El estudio se publicó en la revista 'Cell Host & Microbe'.
Los resultados, si se confirman en otras investigaciones, apuntan a que el microbioma intestinal de la mujer es un factor potencialmente importante y modificable en el esfuerzo mundial por reducir los partos prematuros.
"El parto prematuro es una de las principales causas de muerte en recién nacidos y niños menores de cinco años", afirma An Pan, uno de los autores del estudio y profesor de epidemiología de la Universidad Huazhong de Ciencia y Tecnología de China.
"Este estudio sugiere que para las mujeres embarazadas o que se preparan para quedarse embarazadas, puede ser importante controlar su microbioma intestinal para prevenir posibles resultados adversos del embarazo", dijo Pan en un comunicado.
¿Qué es el parto prematuro y cuáles son sus riesgos?
Los bebés que nacen antes de la semana 37 de embarazo se consideran prematuros. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los partos prematuros pueden producirse de forma espontánea o por complicaciones médicas durante el embarazo.
Entre las causas de los nacimientos prematuros pueden figurar infecciones, problemas de salud como la diabetes, embarazos múltiples y factores genéticos, aunque en muchos casos no se identifica ninguna causa, según la OMS.
El nacimiento prematuro, especialmente en el caso de los bebés nacidos antes de las 32 semanas, se asocia a diversos problemas de salud, como mayores tasas de mortalidad y discapacidad, problemas respiratorios, dificultades de alimentación, retrasos en el desarrollo y problemas de visión y audición.
Según la OMS, las complicaciones del parto prematuro son la principal causa de muerte entre los niños menores de cinco años, causando aproximadamente 900.000 muertes en 2019. La agencia dijo que tres cuartas partes de estas muertes podrían prevenirse.
Cómo se llevó a cabo la investigación y sus advertencias
El análisis se basó en datos de dos grandes grupos de pacientes en China: la cohorte de nacimiento Tongji-Huaxi-Shuangliu, que incluyó a casi 4.300 mujeres en la primera etapa del embarazo, y la cohorte de nacimiento Westlake Precision, que incluyó a más de 1.000 mujeres en la mitad del embarazo.
Los investigadores recogieron sus muestras de heces y sangre para examinar su composición microbiana, la variación genética humana y el metabolismo hormonal. Los investigadores pudieron identificar 11 grupos de microbios y una especie distinta asociados al parto prematuro. Entre ellos, C. innocuum era el más relacionado.
Otras investigaciones revelaron que esta bacteria produce una enzima que degrada el estradiol, una forma de estrógeno importante para un embarazo sano. "El estradiol regula vías críticas que mantienen el embarazo e inician el proceso del parto", afirma en un comunicado Zelei Miao, uno de los autores del estudio e investigador de la Universidad de Westlake (China).
El ecosistema del microbioma intestinal puede variar por diferentes factores
"Proponemos que los niveles desregulados de estradiol inducidos por una alta prevalencia de C. innocuum podrían ser el mecanismo que vincula el microbioma intestinal con el parto prematuro", añadió Miao.
Sin embargo, los autores del estudio subrayaron que sus hallazgos se basan en cohortes de China, donde las tasas de nacimientos prematuros son relativamente bajas, lo que significa que los resultados pueden no aplicarse directamente a otros grupos.
El complejo ecosistema del microbioma intestinal puede variar con la dieta, el entorno y la genética, por lo que los investigadores tendrían que probar su teoría en una amplia gama de grupos étnica y geográficamente diversos para confirmar sus hallazgos.