Los grandes bebedores tenían, por término medio, 64 años cuando sufrieron un ictus, frente a 75 entre quienes consumían menos alcohol. Los expertos aconsejan adoptar cambios de hábitos, como dejar el alcohol,
Los grandes bebedores pueden sufrir ictus graves una década antes que quienes consumen menos alcohol, sugiere un nuevo estudio. Quienes consumían de forma habitual tres o más bebidas alcohólicas al día tenían más probabilidades de sufrir una hemorragia intracerebral, un tipo de ictus mortal causado por una hemorragia en el cerebro, de forma más grave y a una edad más temprana que quienes bebían menos.
Además del riesgo de ictus, los grandes bebedores eran más propensos a presentar signos de enfermedad de vasos pequeños cerebrales, es decir, daños en los pequeños vasos sanguíneos del cerebro que aumentan el riesgo de demencia.
"Nuestros hallazgos sugieren que [el consumo excesivo de alcohol] no solo aumenta la gravedad de un ictus hemorrágico, también puede acelerar el daño a largo plazo en los pequeños vasos del cerebro", declaró Edip Gurol, uno de los autores del estudio y neurólogo especializado en ictus en la Universidad de Harvard.
El estudio, publicado en la revista 'Neurology', incluyó a 1.600 adultos, con una edad media de 75 años, que habían sido hospitalizados por hemorragia intracerebral. Los investigadores definieron como grandes bebedores a quienes tomaban de forma habitual tres o más bebidas a la semana.
De media, los grandes bebedores tenían 64 años cuando sufrían un ictus, frente a 75 entre quienes consumían menos alcohol. Sus hemorragias cerebrales también fueron, de media, un 70% mayores, según el estudio.
Las pruebas médicas mostraron que los grandes bebedores tenían además un recuento de plaquetas más bajo y una presión arterial más alta al ser hospitalizados, lo que podría influir tanto en la gravedad de sus ictus como en la recuperación.
El estudio presenta algunas limitaciones, en particular que analizó los resultados de los pacientes en un único momento en lugar de hacerles un seguimiento a lo largo del tiempo. Los investigadores tampoco sabían cuánto habían bebido a lo largo de su vida y podrían haber informado mal de sus hábitos de consumo. Aun así, los investigadores señalaron que reducir la ingesta de alcohol podría favorecer un envejecimiento saludable y la salud del cerebro.
"Reducir el consumo excesivo de alcohol no solo puede disminuir el riesgo de un ictus hemorrágico, también puede frenar la progresión de la enfermedad de vasos pequeños cerebrales, lo que a su vez puede reducir las probabilidades de sufrir otro ictus, el deterioro cognitivo y una discapacidad a largo plazo", dijo Gurol. "Promover cambios de hábitos, como dejar el alcohol, debería formar parte de los esfuerzos de prevención del ictus, sobre todo en quienes tienen mayor riesgo".