Un mosaico romano, realizado sobre losas de travertino y datada entre finales del siglo I a.C. y el siglo I d.C., fue robado de Pompeya por un oficial alemán nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Fue entregada por los herederos de un ciudadano alemán fallecido que la recibió como regalo de un capitán de la Wehrmacht.
Las gestiones diplomáticas entre el Consulado italiano en Stuttgart y las autoridades alemanas permitieron la repatriación del mosaico. Aunque su origen exacto sigue siendo incierto, piezas similares adornaron antaño dormitorios o cámaras privadas romanas.
Los expertos consideran que el panel tiene una "extraordinaria importancia cultural", ya que marca un cambio en el arte romano hacia temas de intimidad cotidiana, alejándose de los mitos heroicos de épocas anteriores. El mosaico será ahora catalogado, conservado y puesto a disposición del público para su educación e investigación en Pompeya.